En el interior se notan los espacios más amplios, gracias a los 20 mm de más que mide el chasis, pero lo más destacado son las innovaciones en materia de seguridad, entre las que mencionaremos como referencia el front collision guard, o sistema de absorción de impactos frontales.
El destino inicial de la prueba era Segovia, pero finalmente fue sustituido, sobre la marcha, por la alta montaña, concretamente la zona de Cotos y Valdesquí, en la sierra madrileña. Este cambio de planes permitió, además de pasar frío, comprobar la agilidad con la que se desenvuelve el autocar en carreteras sinuosas, durante la ascensión el Puerto de Navacerrada.
Gracias a la pericia del conductor propuesto por la marca, no sólo pudimos testar el comportamiento del vehículo (lastrado al máximo de su capacidad, con 18 toneladas), sino que la sorpresa llegó al final, cuando el ordenador de a bordo registró, para los 191 kilómetros recorridos, un consumo total de 50,6 litros, lo que significa un consumo medio de 26,5 a los 100 km, cifras muy destacables habida cuenta de las complicaciones del trazado y del tipo de conducción realizada en la prueba.
Cambio propio
Con el objetivo de reducir los consumos en lo posible, además de facilitar al conductor su tarea al volante, Mercedes ha desarrollado la transmisión GO-240, un cambio automatizado de ocho relaciones pensado exclusivamente para su uso en el transporte de pasajeros. Con el accionamiento incrustado en el panel de mandos, hace posible que el conductor se mueva más libremente en su asiento, y acceda a la zona de pasajeros sin ningún obstáculo. Además, eso le permite sentarse con más comodidad, aunque este modelo incorpora una puerta de conductor en el lado izquierdo, algo que estaba entrando en desuso, pero que Setra recupara en su serie TopClass 400.
Por lo que respecta a las motorizaciones, la unidad testada por los alrededores de Madrid se movía gracias al conocido propulsor OM 457 LA de la marca germana, que concede 456 CV de potencia, los cuales son muy apreciables en las condiciones de marcha más exigentes, como en la ascensión de cuestas pronunciadas y con curvas entrelazadas. Es entonces cuando el Setra demuestra una agilidad que cuesta apreciar, debido a la escasez de sonoridad que transmite el motor y a la suavidad con que se realiza la gestión electrónica del cambio de marchas. El viajero no es consciente del trabajo que lleva a cabo el vehículo, lo cual dice mucho en su favor y en la comodidad que se siente a bordo.
