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La obligatoriedad de que cada comprador instale un punto de recarga frenará la movilidad eléctrica, según Ganvam  

martes 21 de abril de 2015, 02:00h
Presidente de Ganvam, Juan Antonio Sánchez Torres.
Presidente de Ganvam, Juan Antonio Sánchez Torres.

La Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam) considera que la obligatoriedad por parte de cada comprador del vehículo de instalar un punto de recarga actuará como factor disuasorio para la adquisición de eléctricos, frenando el despegue de esta movilidad.

De esta forma, la patronal salió al paso de las modificaciones introducidas en el nuevo Movele de incentivo a la compra de eléctricos que, con un presupuesto de siete millones de euros –tres menos que las ediciones anteriores- aprobó hoy el Consejo de Ministros. El nuevo programa también recoge, entre otras restricciones, la incompatibilidad con otros planes puestos en marcha por el Gobierno, al contrario de lo que sucedía hasta el momento.

Partiendo de los datos de ventas del primer trimestre, sólo se matriculan de media unos 65 vehículos eléctricos al mes, lo que, según Ganvam, pone de manifiesto que esta tecnología supone todavía una demanda residual que hay que potenciar en mayor medida si el objetivo es que se convierta en una realidad. En este sentido, consideró prioritaria la aprobación inmediata del PIVE 8 para dar apoyo, precisamente, a la demanda real, máxime cuando las ventas cayeron casi un 44% en la primera quincena al haberse agotado ya los fondos de la séptima edición.

Además, si bien es cierto que el bajo coste por kilómetro del vehículo eléctrico lo convierte en la opción de movilidad urbana más barata que existe –apenas 1,5 euros por cada 100 kilómetros-, para que se convierta en una opción de compra masiva todavía hay que superar barreras, más allá de los puntos de recarga, como son la poca autonomía o un precio todavía excesivo de adquisición. Según el presidente de Ganvam, Juan Antonio Sánchez Torres, “si se superan todas estas trabas, las grandes empresas y el sector público se fijarán mucho más en esta tecnología, actuando como verdaderos motores del despegue del coche eléctrico, ya que al impulsar su incorporación en el parque a través de sus flotas corporativas, serán un ejemplo a pie de calle para los particulares que todavía se lo piensan dos veces antes de hacerse con un eléctrico”.