Alemania y Francia encabezan, con cuatro y casi 1,5 millones de toneladas, respectivamente, el listado de países más consumidores de biocombustibles, seguidos de lejos por Austria (389.000 toneladas), España (373.220) y Reino Unido (348.690), muy parejos entre los tres. El biodiésel es el producto más demandado, por delante del bioetanol y de otros opciones.
El Barómetro indica que en sólo cuatro años, Europa se ha situado en un consumo del 2,6%, que es casi la mitad del objetivo del 5,75% que fija la UE en su directiva sobre biocombustibles para 2010. Por contra, para llegar a dichos límites mínimos, la UE necesita según los expertos ampliar la producción y recurrir en mayor medida a las importaciones.
Por lo que se refiere a la producción, el conjunto de la UE elevó la relativa al biodiesel hasta 4,89 millones de toneladas en el año 2006, que se convirtieron en 5,71 en 2007, insuficientes para atender la demanda de 7,7 millones mencionada al principio. En cuanto al bioetanol, pasó de 1,5 a 1,7 millones de toneladas, teniendo en cuenta que muchos países no producen este tipo de biocombustible.
El caso español
España ha incrementado por encima del doble sus cifras de consumo en 2007, pasando de 168.623 toneladas a 373.220, de las que 260.000 corresponderían a biodiesel y unas 112.000 a bioetanol, según estimaciones del Ministerio de Industria nacional. Una vez más, estos crecimientos se basan sobre todo en el biodiesel, que casi quintuplicó su demanda, mientras que la de bioetanol se mantuvo estable, siempre según los datos del Barómetro.
En la UE se cree que el sistema español es particularmente favorable para el desarrollo de biocombustibles, porque contempla una serie exenciones fiscales hasta diciembre de 2012. Estas medidas podrían ser cuestionadas en el caso de que se produjera un desajuste entre los costes de producción del biocombustible y los productos petrolíferos. En ese caso, la tasa sobre los biocombustibles no podría exceder la tasa sobre los productos petrolíferos.
