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Usar el transporte público ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades

jueves 24 de marzo de 2016, 07:00h
El transporte público puede considerarse como una forma de viajar activa, ya que supone una movilidad extra que no se realiza al viajar en los vehículos privados al tener que moverse entre paradas y realizar transbordos.
Usar el transporte público ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades
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Montando en transporte público podemos llegar a reducir hasta en un 40% el riesgo de padecer diabetes, obesidad, enfermedades cardiovaculares e incluso cáncer, según datos de la Unión Internacional del Transporte Público (UITP) recogidos por la Asociación de Empresas Gestoras de Transportes Colectivos Urbanos (ATUC). Y es que, según estas organizaciones, montar en transporte público supone una movilidad extra para el usuario, ya que implica moverse entre estaciones, paradas de autobús y la realización de transbordos durante el recorrido.

ATUC, por su parte, defiende que el uso del transporte público "fomenta la actividad física", por lo que es un punto más a favor para promover el uso de este sistema ya que la falta de actividad física se ha situado como uno de los cuatro factores de riesgo de mortalidad en todo el mundo, según ha advertido la OMS.

Si a este hecho se le suma la contaminación del aire, que se cobra dos millones de víctimas mortales al año en todo el mundo, se obtiene una conclusión que debería hacerse plantear a los viajeros si sería más conveniente utilizar el transporte público, ya que con su uso, aumenta la actividad física y disminuye la contamintación.


Calidad de vida


Además, el uso del transporte público es garantía de seguridad, ya que, por cada usuario que recorre unos dos kilómetros, la tasa de mortalidad de tráfico del transporte público supone una décima parte de la de los automóviles. De hecho, si se duplicase la cuota de mercado de este modo de desplazarse, según las estimaciones de la UITP, se podrían salvar unas 180.000 vidas en 2025.

ATUC además ha hecho hincapié en la necesidad de que se diseñen unos planes de movilidad urbana más eficientes, potenciando las zonas verdes, creando más carriles bici y más vías y rutas peatonales. Además han recalcado la necesidad de que estos planes sean aplicados a medio y largo plazo, para así llegar a una consecución más realista de objetivos.

Por último, las dos organizaciones han insistido en la realización de campañas que fomenten el transporte público y la inclusión de este tipo de transporte con otros medios como el coche, las biciletas o, incluso, la movilidad de los propios peatones.