Según el Banco Central Europeo (BCE), la economía española crecerá un 2,2% en 2019, 1,9% en 2020 y 1,7% en 2021, manteniéndose la desaceleración económica iniciada hace tres años. Este hecho debe analizarse teniendo en cuenta, tanto el crecimiento de la deuda -pública y privada- como la excepcional política monetaria del BCE, acomodaticia y no convencional, que ha presidido las fases de crecimiento del PIB, y que podría tener efectos perniciosos posteriores sobre la estabilidad financiera. En función de la evolución de la economía, estos pasivos podrían llegar a suponer un 6% de incremento de déficit sobre el PIB en el peor de los casos.
El 2 mayo del
2013 el BCE redujo el tipo de interés, que entonces era el 0,75%, al 0,5%, un nuevo mínimo histórico. Hoy, seis años después, continuamos sin una solución definitiva. Cada nueva rebaja de los tipos de interés supone una mayor preocupación y eleva la incertidumbre sobre una nueva desaceleración.
Las
ventas de vehículos acumulan tres trimestres consecutivos de caídas. En el caso de ventas de coches a particulares alcanza el 11%. Las previsiones apuntan a que el conjunto del año acabará en números rojos, con caídas de entre un 2% y un 4%. Además, las exportaciones están bajando un 6,1% interanual. Merece atención la situación de solvencia y sostenibilidad financiera de alguna entidad financiera de la Zona Euro.
Tal como indica el Banco de España, los hogares mantienen la tasa de ahorro en mínimos históricos, lo que se traducirá en una cierta desaceleración del consumo privado. Finalizó 2018 sin que el Gobierno haya presentado los PGE para 2019, y ya no va a ser posible tenerlos.
En España, el gasto público está impulsando la economía a cambio de generar deuda. Las
familias gastaron e invirtieron en 2017 y 2018 más de lo que ingresaron. Detrás de esta desaceleración hay un frenazo del consumo de los hogares (ha pasado de crecer un 0,7% en el primer trimestre a hacerlo un 0,2% en el segundo) y un retroceso de las exportaciones (del 1% entre abril y junio). Otro dato preocupante es la caída del empleo y del número de turistas (del 4,9%, la mayor en ocho años).
La crisis económica y política de la UE/UEM condiciona el devenir de la Política Económica de los Estados Miembros y la configuración de su gobernanza. En España, la incertidumbre económica afecta a la formación de un Gobierno con amplio respaldo parlamentario. El nuevo Gobierno tampoco puede olvidar los compromisos de la economía española con sus acreedores internacionales y la influencia negativa que un empeoramiento de nuestra economía tendría sobre la de la Zona Euro.
La Plataforma Pymes considera urgente la constitución del
Gobierno de España con amplio respaldo parlamentario. La sociedad española y los acreedores internacionales deben contar con un interlocutor estable, que
afronte la coyuntura económica, minimizando riesgos y aprovechando las fortalezas de nuestro tejido empresarial, fundamentalmente PYMES y Autónomos.
