“Tenemos claro que el transporte público es un gran aliado para luchar contra el cambio climático. El uso del autobús, por ejemplo, disminuye más de un 60% las emisiones de dióxido de carbono respecto al vehículo privado. Un coche emite 180 gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido frente a los 90 gramos de un autobús del servicio público de transporte, es decir, el volumen se reduce a la mitad.