Pues parece que no. Así, al menos, lo indican Arcadis y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), tras haber elaborado un informe que analiza cinco parámetros para determinar el grado de preparación de las regiones a la hora de invertir en infraestructuras para la transición a los vehículos eléctricos.