El comportamiento del consumidor está viviendo una transformación sin precedentes. Impulsadas por la irrupción de la inteligencia artificial (IA) y la rápida adopción de nuevas tecnologías, las decisiones de compra ya no dependen solo de digitalizar canales, sino de reconfigurar todo el proceso de información, comparación y elección. Herramientas como ChatGPT se consolidan como un aliado en la experiencia del shopper, ofreciendo no solo eficiencia, sino también orientación, validación y acompañamiento en el proceso de consumo. Así lo destaca el último Barómetro de tendencias AECOC Shopperview.
El informe señala que, aunque solo uno de cada diez consumidores utiliza la IA a diario, la mayoría ya ha interactuado con ella en alguna ocasión. La confianza crece: un 23 % se siente emocionado con su avance, un 36 % reconoce preocupación y un 41 % combina ambos sentimientos. Sin embargo, persisten dudas relevantes: un 66 % teme que la IA contribuya a difundir noticias falsas, un 57 % expresa preocupación por la privacidad, un 55 % teme su impacto en la educación de los jóvenes y un 34 % en el empleo.
Un 67 % de los consumidores ya utiliza ChatGPT
Pese a ello, la adopción avanza con rapidez: un 67 % de los consumidores ya utiliza ChatGPT, mientras que quienes desconocen qué es han pasado del 15 % al 8 % en solo un año. Sus usos principales incluyen resolver dudas (45 %), aprender sobre nuevos temas (34 %) y actuar como asistente de escritura (31 %). Además, comienza a ser un asesor previo a la compra, con un 27 % que lo consulta para recomendaciones de productos, marcas o servicios, un 24 % que lo emplea para pedir consejo personal y un 16 % que lo utiliza simplemente para conversar y pasar el rato.
El Barómetro refleja que, pese al auge de la IA, un 64 % de los consumidores cree que nunca podrá sustituir la creatividad humana. Este hallazgo evidencia que, aunque la tecnología aporta eficiencia y apoyo, las personas siguen valorando la autenticidad, la emoción y la capacidad de las marcas de generar vínculos reales.
En este nuevo escenario, las empresas deberán equilibrar lo tecnológico con lo humano, construyendo propuestas que integren innovación y cercanía. Porque, como muestra el estudio, el futuro del consumo no será solo digital, sino también profundamente emocional.