Hasta 150 autobuses diarios cruzaban las vallas de este peaje para unir ambas provincias y sus diferentes puntos turístico
La liberación del último tramo el pasado 1 de enero de pone fin a una concesión que recaudaba casi 10 veces más del coste de mantenimiento que tendrá en 2020. Hasta 150 autobuses diarios cruzaban las vallas de este peaje para unir ambas provincias y sus diferentes puntos turísticos. Esta cifra se ha duplicado durante años con creces en época de verano, Navidad, Carnaval y Semana Santa. Todo un alivio para las empresas, que podrán seguir prestando un servicio de calidad, sin sobrecoste, sin la parada del pago y sin otro tipo de incidencias.
El uso generalizado de esta vía, transitado en los últimos años por 20.000 vehículos diarios, hará que se aumente la seguridad en los desplazamientos. Eran muchos los autobuses que, para abaratar costes y evitar molestias y subidas de precios en los paquetes turísticos, elegían otras vías de conexión con menos prestaciones. Contar con un uso mayoritario por parte de los vehículos colectivos de esta AP-4, mucho más moderna, segura y equipada que las carreteras nacionales, aumentará la seguridad en los pasajes y la prestación de un servicio de mayor calidad.
Según estimaciones del Sector, las empresas han abonado en su conjunto en torno al millón de euros anual en peajes, algo que en muchos casos ha supuesto enormes dificultades para la viabilidad de los paquetes turísticos y servicios discrecionales. Algo similar ocurrirá con la AP-7 en la Comunidad Valenciana, con una liberalización efectiva entre Alicante y Tarragona desde el 1 de enero y un coste de 326 millones de euros para Fomento, según los cálculos de un estudio del Instituto de Estudios Económicos de Alicante. Este tramo, sobre todo en época estival y en muchos otros momentos del año con contrataciones discrecionales, también ha sido utilizado por los transportistas andaluces.