"No contemplamos la prohibición de entrada de los autocares turísticos en Barcelona", aseguró el edil, de forma que el consistorio continuará fomentando que circulen por la ciudad, ya que del turismo dependen miles de empleos. La capital catalana, continuó Narváez, "tiene una dimensión que permite que entren (los autocares)", pero debe seguir construyendo infraestructura para estos vehículos, a fin de minimizar las molestias a los vecinos.
Para reducir el "agobio" de los residentes de los alrededores de la Sagrada Familia, el Ayuntamiento construirá en cuatro años un aparcamiento subterráneo con capacidad para 20 autocares en Hispanitat, al lado de la avenida Diagonal y que puede incluir coches, por lo que los turistas ya no podrán bajar del autocar ante el templo y tendrán que caminar unos 200 metros.
De momento, se ha prohibido el giro de los autocares de Marina hacia Provença para evitar que se dediquen a dar vueltas a la Sagrada Familia mientras los turistas hacen fotografías a la basílica sin bajarse de él.
Además, el Ayuntamiento vigila constantemente los autocares que dejan a los turistas ante la basílica para que no estén estacionados más tiempo de lo necesario.
