Están influenciados por factores como las condiciones climáticas, el crecimiento económico, el tamaño de la población, el transporte y las actividades industriales. También debe señalarse que las importaciones y exportaciones de productos energéticos tienen un impacto en las emisiones de CO2 en el país donde se queman los combustibles fósiles: por ejemplo, si se importa carbón, conlleva un aumento de las emisiones, mientras que si se importa electricidad, no tiene un efecto directo sobre las emisiones en el país importador.
Esta información sobre las primeras estimaciones de las emisiones de CO2 del uso de energía para 2018 es publicada por Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea.
Según las estimaciones de Eurostat, las emisiones de CO2 disminuyeron en 2018 en la mayoría de los Estados miembros de la UE, con el mayor la disminución se registra en Portugal (-9,0%), seguida de Bulgaria (-8,1%), Irlanda (-6,8%), Alemania (-5,4%), Países Bajos (-4,6%) y Croacia (-4,3%).
Por otro lado, se registraron incrementos en ocho Estados miembros: Letonia (+ 8,5%), delante de Malta (+ 6,7%), Estonia (+ 4,5%), Luxemburgo (+ 3,7%), Polonia (+ 3,5%), Eslovaquia (+ 2,4%), Finlandia
(+ 1.9%) y Lituania (+ 0.6%).
Se espera que sigan bajando las emisiones en los próximos años, llegando a estar en datos negativos en todos los países de la UE.