Las inversiones en redes ayudarán a impulsar la demanda, aumentar la eficiencia energética y aportar flexibilidad al sistema. También es la condición previa para alcanzar nuestro objetivo del 42,5% de energías renovables en 2030.
Una inversión muy importante
Para alcanzar nuestros objetivos, hemos calculado que se necesitarán 584.000 millones de euros de inversión de aquí a 2030, tanto en redes de transporte como de distribución. Tendrán que contribuir a ello la financiación pública procedente del presupuesto nacional y de la UE, el apoyo de los mercados financieros y los inversores privados.
Con este fin, en el diseño del mercado de la electricidad propusimos que las tarifas de red y las inversiones anticipatorias reflejaran las grandes necesidades de inversión en las redes, tanto de transporte como de distribución.
Así, hemos trabajado intensamente en la creación de los incentivos adecuados para construir las redes del mañana. Nuestro Reglamento RTE-E revisado encierra un gran potencial para los proyectos eléctricos transfronterizos, principalmente para la energía eólica marina. Facilita la planificación, la concesión de permisos y la construcción de infraestructuras eléctricas de alta prioridad en todos los Estados miembros.
Y con la propuesta REPowerEU hemos agilizado la concesión de permisos también para los proyectos nacionales de energías renovables.
También estamos digitalizando nuestro sistema energético y aumentando la inversión en redes eléctricas inteligentes.
La red inteligente (Greenswitch) entre Croacia, Eslovenia y Austria es un magnífico ejemplo de proyecto transfronterizo de infraestructura energética que se beneficia del Mecanismo "Conectar Europa".
Las redes serán más importantes que nunca
Europa tiene que cambiar de marcha en su desarrollo. Por eso estoy organizando un acto de alto nivel sobre el futuro de las redes en septiembre en Bruselas. Pronto habrá más información.
Su objetivo es reunir a los responsables más importantes del sector de las redes, tanto públicos como privados. Y será una prueba de nuestra voluntad política de poner de relieve el papel indispensable de las redes en la transición energética.
Está claro que Europa nunca volverá al statu quo de Rusia como nuestro proveedor de gas. Hemos pasado definitivamente esa página. Mientras seguimos haciendo nuestro sistema energético más limpio, más ecológico y más seguro, será fundamental construir e invertir en la infraestructura adecuada.
El futuro energético de Europa depende de ello”.