Pese a detener su actividad productiva, la planta seguirá cumpliendo ciertas funciones de servicios posventa y soporte técnico. La empresa pretende que esta función logre crear unos 50 puestos de trabajo que compensen una parte de los 330 que desaparecerán. Las previsiones de la empresa presentan un futuro en el mercado europeo con mayor presión competitiva y un crecimiento de la demanda bajo.
"La demanda de nuevos autobuses en Europa ha decrecido constantemente en los últimos años, al mismo tiempo ha aumentado la presión en los precios de manera considerable, especialmente en los países nórdicos. Concentrando la producción de autobuses completos en una sola planta, podemos reducir nuestros costes y así revertir la tendencia negativa de nuestros beneficios" explicaba Håkan Karlsson, presidente de Volvo Bus Corporation.
Pese a que la posición en el mercado de Volvo Buses haya mejorado considerablemente en el último año, el exceso de capacidad de sus plantas en Europa aún es, según la compañía, "considerable". Volvo confía en que la concentración de la producción acarree economías de escala esenciales para hacer frente a la actual situación del mercado. La nueva planta tiene una capacidad cuatro veces superior a la factoría sueca.
