Durante el evento se presentaron dos nuevas tecnologías híbridas: la paralela y la de serie. En los motores híbridos de tecnología paralela, el vehículo cuenta con dos fuentes de energía: un motor de combustión y otro eléctrico conectado a un paquete de baterías. Ambos motores están conectados a la transmisión de forma paralela, de modo que cuando el bus se mueva pueda obtener su energía de ambos sistemas motrices, alternándolos dependiendo de cada situación y consiguiendo con ello economizar el combustible utilizado. En un sistema de conducción híbrido de serie, un motor de combustión se encarga de conducir un generador eléctrico que envía descargas a una serie de pilas de almacenaje, o condensadores, que ponen en marcha el vehículo, de manera tal que la conducción del mismo se realiza sólo por el sistema eléctrico. Cuando el bus tiene que acelerar, el motor eléctrico y el de combustión trabajan conjuntamente para alcanzar la potencia requerida; cuando se decelera, vuelve a ser sólo el motor eléctrico el que mueve el vehículo mediante sus baterías.
Aunque los autobuses híbridos ofrezcan el beneficio del ahorro de combustible y de las bajas emisiones contaminantes, existen inconvenientes tales como la poca duración de las pilas que requieren ser cambiadas cada dos años; aunque las baterías de litio pueden aguantar el doble, resultan mucho más caras. No obstante, los fabricantes y empresarios de buses esperan que el precio de las baterías se vea compensado por el susodicho ahorro de combustible. Otro inconveniente sería que el gran tamaño de las baterías pudiera incidir negativamente en el espacio disponible para el pasaje, al ocupar más sitio que un motor convencional. Los fabricantes están a la espera de ver como evoluciona el mercado de los híbridos, y de los buses que funcionan con gas natural vehicular (GNV), otra importante alternativa para el ahorro de combustible, antes de decidir renovar sus flotas con ellos.
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