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UGT no comparte las razones para autorizar los mega-camiones

UGT no comparte las razones para autorizar los mega-camiones

martes 08 de diciembre de 2015, 07:00h
El Consejo de Ministros aprobó, el pasado 20 de noviembre, dentro del Plan de Movilidad Segura y Sostenible, la circulación por las carreteras españolas de los llamados mega-camiones. El vehículo en cuestión es un tren de carreteras de 25,25 metros para transportar 60 toneladas.

El origen de lo aprobado el pasado día 20 de noviembre está en el interés que mostraron, hace ya ocho años, los distintos lobbies patronales que representan a las principales empresas cargadoras de este país para que se autorizara la circulación de este tipo de vehículos con el argumento de que supondrían un mejor desempeño de la actividad de transporte.

Teniendo en cuenta que el volumen que transporta este nuevo camión aumenta en un 50% la carga, se supone que se debería reducir el actual parque de vehículos pesados en el mismo porcentaje, extremo éste que UGT pone en duda.
UGT pone en duda que se vaya a reducir el actual parque de vehículos pesados en un 50%
El sindicato teme que el incremento del volumen de carga transportado suponga que los propios vehículos sean utilizados como almacén; además, el almacenaje se produce porque al ser mayor el vehículo hay que invertir más tiempo en el proceso de descarga lo que, a su vez, implica un mayor número de vehículos en espera. Las empresas cargadoras –principales promotoras de esta iniciativa– necesitarán menos inversión en locales y personal.

Menor impacto medioambiental

Uno de los argumentos utilizados para hacernos tragar con este mastodóntico vehículo en las carreteras españolas es el menor impacto medioambiental. La Unión General de Trabajadores no ve inconveniente alguno en la puesta en marcha de un vehículo más ecológico pero, eso sí, dentro de las medidas razonables que han demostrado ser eficaces y, sobre todo, seguras en el desarrollo de la actividad de transporte de mercancías. Hay que recordar que aquellos países –especialmente en el norte de Europa– en los que funcionan este tipo de vehículos no se parecen en nada, desde un punto de vista orográfico y de dotación de infraestructuras, al nuestro.