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¿Cómo hace frente el Grupo Ruiz a la incesante subida del gas?

Entrevista con Albino Pérez, responsable del Departamento de Desarrollo de Negocio Sostenible de Grupo Ruiz

jueves 12 de mayo de 2022, 07:00h

Algunas fuentes cifran por encima del 360% la subida que ha sufrido el precio del gas natural en el último año. Eso hace que aquéllos operadores que, en su momento, apostaron por este modo de propulsión para sus flotas, estén viendo ahora cómo la rentabilidad de estos vehículos queda en entredicho.

Hemos querido saber cómo está gestionando esta situación uno de los operadores privados que cuenta con una de las mayores flota de vehículos propulsados con GNC de todo el país, como es el Grupo Ruiz. Su responsable del Departamento de Desarrollo de Negocio Sostenible, Albino Pérez, analiza con detalle la situación.

¿Cuántas unidades de gas tiene el Grupo, y qué porcentaje de la flota representan?

Solamente en el ámbito urbano, Grupo Ruiz gestiona actualmente más de 350 autobuses propulsados a GNC, lo que supone más del 50% de nuestra flota de esta tipología en España. En otros ámbitos geográficos de mayor alcance, este porcentaje es más reducido debido a la escasez de puntos de suministro, aunque esta situación está mejorando cada año.

Grupo Ruiz gestiona actualmente más de 350 autobuses urbanos propulsados a GNC, lo que supone más del 50% de su flota

¿Cuánto han subido los costes por vehículo como consecuencia del ascenso del gas?

Según publica MIBGAS, como Operador del Mercado Organizado del Gas en España designado por la ley 8/2015, de 21 de mayo, por la que se modifica la Ley 34/1998, de 7 de octubre, del Sector de Hidrocarburos, en su disposición transitoria primera, el precio del gas natural en España se incrementó entre 2020 y 2021 un 365,41%.

Si bien es cierto que el precio del GNC (al igual que el de otras energías) se redujo notablemente en 2020 respecto a años anteriores con motivo de la caída extraordinaria de actividad motivada por la crisis financiera, si comparamos el precio promedio de 2021 (47,53 eur/Mwh) con el precio promedio de los últimos cuatro años (2016-2019, considerados años de precios estables), se observa que en 2021 el precio promedio alcanzado por el gas natural creció un 144% comparado con el precio promedio del mencionado periodo 2016-2019 (19,48 eur/Mwh).

Es necesario advertir que a estos precios los operadores de transporte deben añadirles los costes regulados (peajes de transporte) y los impuestos (Impuesto Especial de Hidrocarburos). Para hacernos una idea de lo que está suponiendo la volatilidad de los mercados internacionales para el precio de esta energía, durante 2022 se ha llegado a alcanzar valores superiores a los 340 eur/Mwh, marcando registros históricos.

Los motivos de esta subida continuada de los precios son bien diversos:

2.1 Compromisos internacionales de descarbonización.- Son públicamente conocidos los compromisos adquiridos por la mayoría de los países del mundo sobre las reducciones de CO2.

En España en concreto, el Gobierno adoptó en su Estrategia de Descarbonización a largo Plazo las directrices del Reglamento (UE) 2018/1999 del Parlamento Europeo y del Consejo del 11 de diciembre de 2018 sobre la gobernanza de la Unión de la Energía y de la Acción por el Clima, en el que se estableció la necesidad de elaboración de estrategias a largo plazo por parte de los Estados Miembros, con una perspectiva de, al menos, 30 años.

Si bien estas directrices son más exigentes en Europa que en otras zonas del planeta, países como China han adoptados objetivos similares, lo que ha llevado entre otras medidas a la sustitución del carbón por gas natural en la producción de la electricidad. Conociendo la descomunal demanda energética de este país, el impacto de esta medida en el precio del gas en los mercados internacionales resulta muy relevante.

2.2. Costes de producción de las energías contaminantes.- A pesar de ser el gas natural una energía menos contaminante que otras, como el carbón, su producción y uso (fundamentalmente para la generación de electricidad) lleva a aparejada la emisión de CO2. En cumplimiento de los mencionados compromisos de descarbonización, los países (y UE) emiten “derechos” que cotizan en el mercado, necesarios para que los productores puedan compensar las emisiones generadas. El precio de estos derechos, al ser cada vez más escasos, se ha disparado en los últimos años, incidiendo en los costes de producción de la energía y, por lo tanto, en el precio de ésta última.

El sobrecoste de un vehículo de gas alcanza los 14.000 euros/anuales, que podrían ser 40.000 si se cumplen las peores previsiones para 2022

2.3. Crisis geopolítica.- Al escenario descrito se suma la reducción de las exportaciones de Rusia (principal exportador mundial y el mayor abastecedor de gas de Europa) como consecuencia del conflicto con Ucrania, que derivó en el cierre de uno de los principales gaseoductos de transporte de gas a la UE. Coincidente con este cierre, el gobierno argelino decidió clausular el gaseoducto del Magreb que atraviesa Marruecos para nutrir a España de gas. Este recorte del abastecimiento de Europa y España por tubería, además de reducir la oferta, obliga a recurrir a productores más lejanos, cuyos precios se encarecen por los mayores costes tanto de su transporte como de su licuefacción.

2.4. Crisis sanitaria.- La pandemia provocada por la Covid-19 se ha traducido en un brutal desajuste entre la oferta y la demanda internacional de gas. Si bien durante los primeros meses de la pandemia la práctica desaparición de la demanda generada por la caída de la actividad económica provocó descenso general de los precios de las energías, la falta de mantenimiento de infraestructuras gasistas durante meses, así como la reducción de la actividad de prospección y nueva producción de gas, desabasteció las reservas de gas. La vuelta a la actividad económica y el crecimiento de la demanda corriente (espoleada por la sustitución de energías contaminantes) ha desatado una brecha entre oferentes y demandantes que ha derivado en un rally alcista de precios jamás conocido.

2.5. Desacoplamiento del precio de las energías.- Más una consecuencia que una causa, el resultado de la mayor utilización del gas como recurso para la producción de manera más sostenible de electricidad y su vinculación cada vez mayor a la producción de calor (uso en calefacciones en lugar del carbón) en época de invierno, han provocado un desacoplamiento entre su precio y el del petróleo, históricamente ligados entre sí.

Como consecuencia de esta situación generada por el incremento del coste de esta energía menos contaminante, aquellas empresas que apostaron por incorporar a sus flotas una solución de energía de propulsión más respetuosa con la sociedad se han visto ahora perjudicadas, hasta el punto de ver quebrados los equilibrios económicos de sus explotaciones cuando éstas aún no se han recuperado del golpe sufrido por la caída de la demanda con motivo de la crisis sanitaria.

Puesto en cifras y atendiendo a los datos publicados por MIBGAS anteriormente referidos, la diferencia entre el coste promedio del gas en el periodo 2016-2019 (19,48 eur/Mwh) y el obtenido en 2021 (47,53 eur/Mwh) arroja una diferencia incremental de 28,06 eur/Mwh, que para un vehículo propulsado a GNC con un recorrido medio de 60.000 km supone un sobrecoste anual de cerca de 14.000 euros por autobús.

Si ponemos la vista al ejercicio 2022, los futuros de precio del gas para este año adelantan una situación aún peor. Según publica el Operador del Mercado, se prevé un precio promedio para este ejercicio de 100 eur/Mwh, lo que nos dejaría un diferencial sobre el comentado promedio del periodo estable de precios entre 2016 y 2019 de unos 80,00 eur/Mwh. A estos valores, el sobrecoste anual previsto será de cerca de 40.000 euros por vehículo de GNC, absolutamente insoportable para la economía de cualquier operador.

¿Qué están haciendo para paliar los efectos de esta situación?

Si bien antes de la crisis energética nuestra organización ya tomaba medidas de eficiencia en la conducción, ante esta situación esta actuación se ha intensificado. No obstante, hay que ser conscientes de la realidad en la que se desenvuelve nuestra actividad. La mayoría de los operadores que hemos introducido GNC en nuestras flotas gestionamos servicios de transporte de carácter municipal o regional, siendo éstos de titularidad pública (todavía no hay muchas estaciones de servicio de GNC en ámbitos de recorrido nacional que permitan garantizar el suministro de los vehículos en rutas de largo alcance). Los concesionarios somos gestores delegados de dichas Administraciones, siendo el problema del alza del precio de las energías un problema del servicio (especialmente de aquellos concebidos a GNC para reducir la contaminación) y, por lo tanto, de las propias Administraciones concedentes. Si éstas no reconocen la realidad del alza de los precios al concesionario (muchos contratos concesionales refieren la revisión de precios a la variación del coste del gasoil o, en el peor de los casos, su reconocimiento se ve limitado por leyes de desindexación que buscan más proteger la salud de la economía de la Administración local o regional que la garantía del equilibrio económico de un servicio público tan relevante como lo es el del transporte de viajeros), están abocando a los operadores a la imposibilidad de prestar el servicio.

La solución pasa por que las Administraciones y los concesionarios lleguen a un acuerdo para equilibrar los contratos

Es por ello que, en nuestra opinión, es necesario alcanzar una solución consensuada entre los concesionarios de transporte y las Administraciones concedentes, dotando a los servicios de fondos suficientes para garantizar su equilibrio. Buena muestra de que esta actuación es posible la ofrece el reciente Decreto Ley 4/2022, de 30 de marzo de 2022, por el que se adoptan medidas extraordinarias y urgentes para paliar la crisis económica y social producida por los efectos de la guerra de Ucrania, cuyo artículo 8 reconoce a los concesionarios de servicios de transporte interurbano regular de viajeros en autobús de Mallorca la posibilidad de una revisión excepcional del precio del contrato que recoja el incremento del coste del consumo de gas natural comprimido.

¿Una posibilidad sería parar esta parte de la flota?

No consideramos que la paralización de la flota propulsada a GNC sea la solución. Primero de todo, es prioritario garantizar el servicio de transporte a los ciudadanos. En segundo lugar, debemos ser consecuentes con las decisiones tomadas respecto a los objetivos de descarbonización de nuestra sociedad. El planeta no entiende de crisis energéticas. Como decimos, pensamos que la solución pasa por una dotación económica extraordinaria para mantener los servicios mientras perdure a crisis.

A medio plazo, confiamos que las acciones de los gobiernos permitan el desarrollo del mercado nacional de producción de biogás, dotando a los productores y consumidores de un marco legislativo que haga posible la producción de esta energía en España en grandes cantidades. Nuestro país dispone de la segunda mayor cabaña ganadera de Europa, así como de envidiables infraestructuras gasistas. Si conseguimos incrementar la oferta de gas natural de origen renovable, conseguiremos reducir los precios en nuestro mercado y dotar de mayor estabilidad e independencia a nuestra economía.

‘El coste de la transición energética hacia la sostenibilidad tendrá un precio que, nos guste o no, estamos abocados a soportar entre todos’

¿Se plantean seguir adquiriendo este tipo de propulsión en el corto/medio plazo?

Por supuesto. Grupo Ruiz ha sido pionero en el uso del gas natural en España como energía de propulsión de vehículos de transporte público de viajeros. Somos la primea empresa privada en nuestro país en el uso de este energía sostenible y una de las principales de Europa. Confiamos en que el desarrollo del gas renovable contribuya a reducir las emisiones durante muchos más años mientras las nuevas tecnologías incipientes, como la electricidad o el hidrógeno, se desarrollan y reducen sus costes. En nuestra opinión, el gas natural debe jugar un papel relevante como energía de transición hacia la eliminación total de las emisiones.

¿Cuándo prevén que se normalizará la situación?

Sinceramente, es difícil saberlo. La actual situación geopolítica no ayuda a ser optimistas. No obstante, pensamos que este nivel de precios es insoportable para los mercados, más allá del transporte. Desde el punto de vista económico, esperamos una caída de la demanda por la reducción de la actividad en el medio plazo, así como un aumento de la oferta de gas procedente de otras fuentes geográficas distintas de las actuales.

Lo cierto es que los objetivos de descarbonización han motivado el abandono de otros recursos energéticos alternativos, como es el carbón (mucho más contaminante), lo que ha producido un incremento de la demanda del gas natural para producción eléctrica que mantendrá los precios del gas en valores promedio más elevados de los conocidos hasta ahora.

En definitiva, el coste de la transición energética hacia la sostenibilidad tendrá un precio que, nos guste o no, estamos abocados a soportar entre todos.