Todo parecía ir viento en popa cuando, hace ahora justamente un año, el entonces CEO de Switch Mobility (Andy Palmer) celebraba en Valladolid la elección de dicha ubicación para su planta de producción de buses eléctricos, en un acto que contó con el alcalde de la ciudad y con el consejero de la Junta, en el que todo fueron sonrisas y buenas expectativas. Esta misma tendencia se repitió el pasado mes de marzo, cuando se procedió a la colocación de la primera piedra de la infraestructura. Sin embargo, en las últimas fechas todo se ha ensombrecido un poco, quizá a raíz del cambio de máximo dirigente en la compañía: a primeros de noviembre, Mahesh Babu asumía la máxima responsabilidad, relevando así a Palmer. Prórroga en los plazos Pocos días después, Valladolid recibía una petición de parte de Switch para incrementar los plazos iniciales que se había fijado para la apertura de la factoría, lo que disparó las alarmas en el entorno pucelano. Tanto es así, que tanto el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, como el alcalde de la ciudad, Óscar Puente, se han reunido con el nuevo director general ejecutivo para conocer, de primera mano, las intenciones de Switch al respecto. Las conclusiones de dicho encuentro parecen positivas. Así lo han manifestado todas las partes implicadas, y esa es la mejor de las noticias. La factoría sigue adelante y, de momento, los 2.000 puestos de trabajo directos que prevé generar no corren peligro. Pero la incertidumbre está ahí, algo que no se puede negar. Ojalá que no haya más contratiempos, porque el contar en España con una fábrica de buses eléctricos es un activo que todos debemos defender.