El Aerobus, explotado desde su creación por la empresa Transports Ciutat Comtal (TCC), ha sido históricamente una línea rentable y muy utilizada, a pesar de que cuesta 4,05 el billete simple y 7,00 el de ida y vuelta, válido para un máximo de siete días. El año pasado, el bus registró tres millones de viajeros. Pero la llegada del AVE a Barcelona, el pasado febrero, y su repercusión en el número de usuarios del puente aéreo ha acabado afectando a su vez al Aerobus.
Así, según recoge El Periódico de Catalunya, el pasado junio el Aerobus ya había perdido un 5,18% de los usuarios que tenía en el mismo mes del año 2007. En julio, en plena campaña turística, la caída era ya del 10,96% y en agosto, la pérdida de ocupación del bus del aeropuerto marcaba un preocupante 15,27%. Con el final del verano la situación empeoró aún más y cayó un 17,17% en septiembre, un 18,52% en octubre y una cifra similar en noviembre, según las primeras estimaciones. "Con este ritmo de caída, el 2008 se cerrará con medio millón menos de pasajeros", ha asegurado un portavoz de TCC.
A pesar de todo ello, el Aerobus sigue siendo una línea tentadora. El concurso de renovación de la concesión -abierto hasta el 31 de diciembre del 2009- cuenta hasta el momento con cuatro empresas candidatas: TCC, Tusgsal, Hispano Igualadina y Autocares Julià. La Entidad Metropolitana del Transporte (EMT) revelará en febrero el nombre del nuevo gestor del servicio, que también explotará la nueva línea a la T-Sur.
La apuesta de Tusgal
Tusgsal, que explota el servicio del Nitbus y los autobuses de Badalona, ha confirmado que ha presentado una ambiciosa oferta que "revolucionará el transporte al aeropuerto", según su gerente general, Fermín Casquete. Casquete ha explicado que su propuesta es "impactante e innovadora" y confía en que será bien valorada por la EMT. "Si no ganamos, quien lo haga habrá presentado un proyecto mejor, lo que quiere decir que el servicio mejorará sustancialmente".
La propuesta de Tusgsal, que mejora la actual frecuencia de paso de seis minutos, se basa en un cambio de imagen radical de los vehículos, hacia un diseño interno y externo que evocará a un avión. "El autobús al aeropuerto no se puede confundir con otro. Solo al verlo, la gente tiene que saber que se trata del autobús al aeropuerto", ha añadido Casquete.