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Más de 5.000 profesionales de la formación vial han perdido su trabajo desde el pasado mes de enero

CNAE alerta sobre la situación que atraviesa el sector del que depende en gran parte la mejora de la seguridad vial

lunes 02 de noviembre de 2009, 01:00h

Según datos de la DGT, hasta el 30 de septiembre las jefaturas de tráfico habían expedido 716.808 nuevos permisos, un 23% menos sobre la cifra registrada en 2008, de 960.119. Esto se traduce en despidos, cierre de autoescuelas y precariedad de un sector del que depende en gran parte la mejora de la seguridad vial.

Desde que empezó este año, 3.504 profesores y 1.707 directores de autoescuela  han perdido su empleo, lo que equivale a una caída de un 16% respecto al año pasado, cuando estaban empleados 25.073 profesores y 6.999 directores, según informa la Confederación Nacional de Autoescuelas.

En lo que va de año han cerrado más de 180 autoescuelas. Nada indica que las cosas puedan cambiar a corto y medio plazo, para CNAE. Los datos confirman que el sector de las escuelas particulares de conductores estaba ya "maduro" (es decir, que ya se trabaja en un mercado muy competitivo, con márgenes de beneficio muy estrechos), antes de que sobreviniese la crisis, y ésta sólo ha agravado la situación.

En opinión de los representantes de las autoescuelas, es sumamente dudoso que la pretensión del actual proyecto de Ley Ómnibus de introducir mayor competitividad rebajando las exigencias para abrir escuelas de conducción teórica (con menos requisitos de calidad y control tanto de materiales como de profesores e instalaciones) mejore la competitividad del sector  y mucho menos que sea una ventaja para el consumidor. "Éste no notará mejora de precio y sí en cambio menor calidad, mayor tiempo y coste para aprobar el examen teórico", añaden.

Conducir es una responsabilidad

La calidad de formación de los conductores en España no puede ponerse en riesgo rebajando las exigencias de calidad y control en la creación de nuevas autoescuelas. Casi un 100% de los futuros conductores acuden a una autoescuela (a pesar de que se pueden examinar por libre), muestran una gran confianza en la enseñanza y le atribuyen la mejor formación para evitar accidentes. Con el argumento de querer aumentar la oferta de autoescuelas, la ley Ómnibus pretende rebajar exigencias de calidad en materiales y profesores para mejorar la competitividad, a juicio de la Confederación.
 
En opinión de José Miguel Báez, su presidente, "si una hipotética mejora de la competitividad en un sector liberalizado y con gran cantidad de oferta se pretende hacer a costa de la calidad, la política de seguridad vial del país está en riesgo irremediablemente".

Por eso, CNAE es un aliado  de la Dirección General de Tráfico para mejorar la formación de los conductores y, por lo tanto, mejorar la seguridad vial, lo que se traduce en menos accidentes, menos heridos y menos muertes. La Confederación viene reclamando que se regule un mínimo de horas de formación y se mejore el sistema de exámenes para que la evaluación del futuro conductor se haga sobre la comprensión de las normas y su relación con la seguridad, suya y de los demás, y no sobre la base de la memorización.