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El Consorci de la Zona Franca acaba de poner en servicio un almacén ADR de última generación

Los interesados pueden depositar productos químicos y peligrosos con máxima garantía de seguridad

miércoles 16 de diciembre de 2009, 01:00h

El delegado del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), Manuel Royes,  inauguró el pasado día 9 el nuevo almacén de productos químicos de la Zona Franca, la denominada Nave ADR, una infraestructura básica para la seguridad industrial, según informan desde la entidad.

El almacén de productos químicos, que recibe el nombre ADR por el acuerdo europeo Agreement concerning the International Carriage of Dangerous Goods by Road, es un depósito altamente especializado que incorpora las últimas normativas de reglamentación europea sobre manipulación, transporte y almacenamiento de productos químicos.

El Consorci ha invertido 1,1 millones de euros en la construcción, sita en el recinto de la Zona Franca Aduanera (en la calle 5 del polígono industrial), un recinto aduanero donde hasta hace poco existía un depósito ADR más simple y pequeño, que se ha desmantelado a causa de hallarse en los terrenos afectados por el proyecto constructivo de la nueva Cárcel Modelo de
Barcelona.

Por normativa, el almacén se ha tenido que construir aislado perimetralmente en una parcela de 2.000 m2, de forma que la superficie construida es de 800 m2 y tiene el doble de superficie de almacenamiento que la antigua nave ADR. Siguiendo todas las exigencias reglamentarias de la Normativa Contra Incendios en Establecimientos Industriales y en Almacenamiento de Productos Químicos, la nueva nave levantada por la empresa constructora VOPI 4 y diseñada por el despacho de ingeniería y arquitectura MG Ingenieros, tiene un aspecto particular a causa de la especificidad de sus usos.

Se da la circunstancia que la tecnología aplicada no es apreciable a simple vista, ya que buena parte de la inversión necesaria se halla enterrada en el área de cimentación de la parcela. Así, la nave se halla construida sobre una gran cubeta de hormigón en previsión de que no se contaminase el subsuelo a consecuencia de un hipotético vertido accidental. De darse la circunstancia, el vertido (tanto si se diera en el interior como en el exterior) podría ser fácilmente recogido por un camión bomba gracias a un sistema de drenajes sectorizados, de manera que se evitaría también cualquier tipo de reacción por interacción de dos productos.

La nave, de 10 metros de altura, no está cerrada lateralmente entre el suelo y los 3,5 metros de altura, para garantizar una ventilación óptima. En cuanto a la distribución interior, el espacio se encuentra dividido en tres grandes sectores según los productos a guardar: hay un área para líquidos inflamables y combustibles, otro para líquidos corrosivos y un área del doble de extensión para guardar los líquidos tóxicos.

La seguridad es prioritaria

Además se dispone de seis salas absolutamente sectorizadas e independientes para guardar productos incompatibles con los anteriormente citados, como son los peróxidos orgánicos, fertilizantes, productos incompatibles con el agua y otros. La protección antiincendios también es muy exhaustiva, de manera que la nave se ha dotado de distintos sistemas y agentes extintores. Así hay indicadores de temperatura de almacenamiento, con alarmas de alta y baja temperatura, abastecimiento de agua contra incendios, hidrantes exteriores, aspersores de agua-espuma, bocas de incendio equipadas, extintores, detectores automáticos, detectores manuales, comunicaciones de alarma, iluminación de emergencia, duchas y lavaojos de emergencia, sistema de tele-vigilancia por vídeo, sensores de presencia por infrarrojos y puertas cortafuegos.