Con el inicio de la producción en enero de 1995, la Sprinter no sólo era una nueva estrategia de producto, debía además sustituir a la exitosa T1, conocida internamente como la furgoneta Bremen, ciudad alemana donde se fabricó al principio. Durante sus 18 años de producción, la Bremen fue el paradigma de la fiabilidad, robustez y durabilidad y de la que se fabricaron cerca de un millón de unidades.
Al igual que su predecesora, desde el inicio la Sprinter estaba disponible en cuatro variantes de MTMA, desde 2,5 hasta 4,6 toneladas, todas ellas en tres distancias de ejes y todas las variantes de carrocería posibles: furgón, microbús, chasis-cabina, pick-up y mixta. Era única en su segmento: cabina espaciosa de diseño avanzado, propulsión trasera y una extensa gama de motores encabezada por un nuevo motor diésel de inyección directa que ofrecía potencia y bajos consumos.
También alcanzar un alto nivel de seguridad era primordial en el desarrollo de la nueva Sprinter. Desde su lanzamiento incluía discos de freno en todas las ruedas, el ABS y el control de tracción se incorporaron de serie en la mayoría de los mercados así como el airbag del conductor. La Sprinter estableció nuevos estándares de seguridad en su segmento, como también lo hizo en diseño, confort y eficiencia.
En la primavera de 1997 la Sprinter NGT de Gas Natural comenzó a producirse en serie y ya entonces ofrecía una autonomía superior a los 200 kilómetros. Más tarde aparecieron variantes impulsadas por GLP.
En la fábrica de Düsseldorf, Mercedes-Benz planeo una cadencia de 400 Sprinter al día en dos turnos pero enseguida se pasó a 500 en tres turnos. Este ritmo le permitió en 2005 alcanzar su record de producción anual con cerca de 150.000 unidades. En el año 2000, la marca renovó tanto su equipamiento como su aspecto exterior. En su nuevo frontal destacaban la nueva parrilla con su gran estrella y el nuevo diseño de los faros. El paragolpes delantero incluía unos reposapiés para facilitar la limpieza del parabrisas. Al mismo tiempo aparecía una nueva generación de motores diésel CDI de cuatro y cinco cilindros que ofrecían hasta 115 kw (154 CV). Con cuatro válvulas por cilindro, inyección common rail y turbo de geometría variable, era lo más avanzado en tecnología disponible en ese momento.
Trayectoria
A principios de 2001, Mercedes-Benz amplió la gama con la Sprinter 616 CDI, de 5,9 toneladas de MTMA. Se caracterizaba por su rígido chasis, las ruedas gemelas y el ancho de vía del eje trasero. De esta forma se daba respuesta a los clientes que necesitaban transportar grandes cargas de manera ágil y segura. Los distintos carroceros comenzaron también a ofrecer soluciones a medida de las necesidades de los usuarios, lo que también amplio las variantes disponibles.
En el Salón de Hanover de vehículos industriales de 2006, Mercedes-Benz presenta la primera Sprinter con tracción a las cuatro ruedas. En 2009 se presenta la nueva generación de motores diésel con tecnología BlueEfficiency que cumplen con la norma de emisiones Euro 5. No sólo se reducen las emisiones y el consumo, sino que mejoran las prestaciones y el confort de marcha con potencias disponibles de hasta 120 kW (163 CV) en el cuatro cilindros y 140 kW (190 CV) en el refinado V6.
Sólo de la primera generación de la Sprinter se produjeron 1,7 millones en once años, hasta 2006. Si a éstas les sumamos las 400.000 unidades fabricadas de la Sprinter actual, la barrera de los dos millones de unidades ya se ha superado en su 15º cumpleaños.
