Patrick Vautier, uno de los principales directivos de la UITP, consideró que la crisis es una oportunidad para desarrollar el crecimiento. "Dos o tres años de coyuntura desfavorable obligan a presiones presupuestarias (puso ejemplos de Londres y diferentes ciudades italianas) en una actividad que depende de los fondos públicos", recalcó, al tiempo que añadía que "hemos visto un descenso de los tráficos y, por tanto, de los ingresos comerciales, hasta en un 10%. El problema es que, si el servicio sigue funcionando con menos fondos, las autoridades tendrán la tentación de no volver a equilibrar los presupuestos cuando la economía lo permita".
Al mismo tiempo, "nunca hubo tanta demanda de transporte urbano, lo que hace que proliferen los proyectos que lo soporten, como vía para salir de la crisis". Ante la disyuntiva de ver la botella medio llena o medio vacía, Vautier indicó que "en UITP queremos ser proactivos, y duplicar la cuota del transporte público a nivel global antes de 2025, por cuatro razones: se fortalece la economía (generando empleo), ayuda al desarrollo sostenible, asegura la movilidad de las personas y reduce la congestión".
La UITP ha articulado cinco claves para el éxito de esta iniciativa, entre las que enumeró el replanteamiento del estilo de vida para ser preferencia para el usuario, crear políticas urbanas integradas con visión de futuro, marco regulador con distintos modelos para asegurar la rentabilidad, financiación e inversión estables, y articular la política del premio y el castigo. "El verdadero desafío es la información, porque las redes y la oferta son complejas y extensas, y sin que llegue transparente al usuario, no podemos alcanzar los objetivos", concluyó Vautier.
Sistema integrado
Ildefonso de Matías, director gerente de Metro de Madrid, incidió en la necesidad de presentar al usuario "un sistema de transporte integrado, porque el transporte es la cuarta pata del bienestar social. Las empresas tienen que superar este momento, pero sin dejar de pensar a medio y largo plazo en términos de eficiencia y rentabilidad".
Debemos tender a "minimizar los costes del transporte, pero no de cada modo, sino del sistema en su conjunto. Económica, social y ambiental: es la triple óptica para la sostenibilidad y para racionalizar los costes", recalcó De Matías, aunque recordó que también "hay que monetarizar los costes intangibles. La gestión del tiempo es vital, aunque compleja; si no se puede recortar el tiempo de viaje, al menos hay que intentar que la percepción del usuario, la sensación con la que abandona el transporte, sea la mejor posible".
Por último, la sesión la cerró Pedro Puig-Pey, consejero delegado de ETT, y especialista en la conjunción entre transporte y territorio, que calificó como "la extraña pareja. El territorio es una barrera que se vence con la accesibilidad, pero se necesita capacidad para vertebrar el territorio, con infraestructuras que colonicen un territorio (creando nuevos espacio), otras que den respuesta a necesidades, o modificando las existentes para que sean más eficaces.
El impacto de esta vertebración del territorio también se puede controlar, sobre todo en lo que respecta a la intermodalidad, que define la incidencia o influencia, por ejemplo, de las paradas de transporte colectivo.
