La ceremonia de "retiro" simbolizó la significativa contribución de Metro en la reducción de la polución en una de las regiones más contaminadas de Estados Unidos. Metro opera el segundo servicio de transporte público más grande en el país, con cerca de 400 millones de pasajeros anuales.
Ya en 1993, la compañía decidió adquirir exclusivamente vehículos limpios, una decisión de abrió camino a otras agencias de transporte estadounidenses. Después de experimentar con buses de metanol y etanol, que probaron ser demasiado corrosivos para los motores, Metro ha estado adquiriendo vehículos a gas natural comprimido (GNC), de los cuales tiene ahora 2.221, además de uno eléctrico y seis híbridos.
Los autobuses de GNC cuestan entre un 10 y un 15% más que los diésel, principalmente por el incremento de los costes de mantenimiento. Pese a ello, los beneficios para la salud son incalculables.
Otras medidas
La flota limpia es sólo uno de los aspectos del programa ‘verde’ de Metro, que también incluye el uso extendido de paneles solares en las instalaciones de mantenimiento de los autobuses de la compañía, así como otros dispositivos que permiten ahorrar energía, además del uso de otras prácticas y materiales sostenibles. La instalación de paneles solares, luces de LED y otros dispositivos de ahorro de energía y reciclaje permiten a Metro ahorrar cerca de un millón de dólares anuales en costes de operación. Solamente los paneles solares han permitido a Metro reducir su huella de carbono en unas 16.500 toneladas métricas en 2010, el equivalente a retirar 3.200 coches privados de las calles y autopistas de Los Ángeles.