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El nuevo Ford B-MAX ‘a prueba de niños y mascotas’ es sometido a ensayos reales que ‘garantizan su resistencia’

miércoles 23 de enero de 2013, 01:00h

Ford prepara el nuevo B-MAX ‘a prueba de niños’, sometiendo su vehículo compacto multiactividad a ensayos de plásticos y telas, con barro, leche y bebidas gaseosas para simular el desgaste propio de niños y mascotas. Ford prueba la resistencia a los impactos de los plásticos usando una bola de goma diez veces más pesada que un balón de fútbol oficial.

El nuevo Ford B-MAX es a prueba de niños y mascotas.
El nuevo Ford B-MAX es a prueba de niños y mascotas.

“Ford intenta facilitar un poco ese trabajo a las madres y padres preparando el nuevo Ford B-MAX a prueba de niños”, explica el fabricante. Así, un equipo de ingenieros ha sometido al nuevo B-MAX a tests de laboratorio que simulan el tratamiento más arduo que pueden darle niños y mascotas, incluido empapar los materiales en leche y bebidas gaseosas, poner a prueba las telas con un artilugio punzante, y golpear el plástico con una bola de goma pesada.

“Al hacer todo tipo de pruebas, ya sean derramamientos de refrescos o botas embarradas, nos hemos asegurado de que el interior del nuevo B-MAX está preparado para lo que sea”, ha dicho Mark Montgomery, ingeniero de materiales de Ford Europa. El sistema Easy Access Door del Ford B-MAX ofrece un acceso único para familias y equipaje gracias a sus puertas delanteras de bisagra y a las puertas traseras correderas, que integran el pilar central de la carrocería. Se han sometido a ensayo muestras de los cueros y telas que se usan en el interior del vehículo compacto, para probar su resistencia a las manchas y la facilidad de limpieza tras sumergirlas durante 24 horas en líquidos, o untarlas de tierra y grasa.

Los ingenieros también han probado la resistencia al daño que pueden causar el roce de las cremalleras y cierres de las bolsas y la ropa de los niños. Para el “test de los pinchos” se utilizó una bola de metal con pinchos afilados para cepillar las telas 600 veces y así reproducir el efecto de los desgarrones de cremalleras y corchetes; además, los ingenieros llevaron a cabo una prueba especial para frotar el material de los asientos con velcro de forma repetida. Para los ensayos de impacto -realizados a temperaturas de hasta -30º a las que el plástico se vuelve más frágil- usaron una pelota de goma diez veces más pesada que un balón oficial de fútbol para asegurar que las partes de plástico pueden soportar golpes y choques; las telas también se frotaron 60.000 veces en un test de desgaste que duró 17 horas seguidas; con los pinchos de metal rasparon las piezas de plástico para poner a prueba su resistencia a los arañazos; y se comprobó la durabilidad de las alfombrillas en una prueba especialmente diseñada con unos discos abrasivos especiales.