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Un autobús propulsado por gas.
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Un autobús propulsado por gas.

El gas natural consiguió multiplicar la eficacia del Plan Movalt

El gas natural vehicular es una alternativa real en todas las aplicaciones de la movilidad y mejora la calidad del aire con emisiones casi cero en NO2 y partículas

martes 06 de febrero de 2018, 07:00h
El Plan Movalt Vehículos, dotado con un presupuesto de 20 millones de euros, se lanzó en diciembre de 2017 para conceder ayudas a la adquisición de vehículos de energías alternativas. De este total, prácticamente la mitad fue a parar a vehículos de gas natural. En este plan, el gas natural (GNC y GNL) ha contribuido en un 79% a la sustitución de los combustibles convencionales por alternativos. El gas natural es una alternativa real en todas y cada una de las aplicaciones de la movilidad, desde un turismo hasta un camión de gran tonelaje, con especial incidencia en las utilizaciones intensivas de transporte profesional.

El CO2 es un problema global que no puede ser considerado sólo a nivel local de las ciudades

Si además dividimos la subvención total asignada a cada tipo de energía alternativa, entre la energía total sustituida, nos encontramos que el coste de cada MWh de derivados de petróleo remplazado por gas natural es cinco veces menor que con otras opciones. No cabe duda que este Plan Movalt resultó mucho más eficaz para sus fines gracias a los vehículos de gas natural. El combustible convencional desplazado fue de 274.930 MWh/año, de los cuales 218.070 MWh/año (79%) corresponden al gas natural.

Mejora de la calidad del aire

Otro de los objetivos de fomentar el uso de los combustibles alternativos es la mejora de la calidad del aire en las ciudades. A estos efectos hay que recordar que los vehículos de gas natural están considerados como de emisiones casi cero en NO2 y partículas, aportando por ello una muy significativa mejora a la calidad del aire, proporcional a la energía sustituida. Por otra parte, su contribución a la reducción de emisiones de CO2 es importante en el ciclo total ‘well-to-wheel’, ya que el CO2 es un problema global que no puede ser considerado sólo a nivel local de las ciudades.