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Un autobús de la EMT de Madrid circula por la céntrica Calle Serrano, de la capital.
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Un autobús de la EMT de Madrid circula por la céntrica Calle Serrano, de la capital.

Un conductor de la EMT de Madrid cuenta a NEXOBÚS su rutina durante el Covid-19

lunes 27 de abril de 2020, 07:00h
Carlos Díez Segoviano es conductor de la EMT de Madrid. Cada día, realiza su trabajo al volante de un autobús en la línea 161, que une Moncloa con Aravaca Sur. Arranca desde el Centro de Operaciones de Fuencarral para enfrentarse a una tarea que en nada se parece a la que llevaba a cabo antes de la declaración del estado de alarma. Este trabajador esencial ha dedicado parte de su tiempo libre a responder algunas cuestiones planteadas desde NEXOBÚS.

''Yo siempre digo que de 100 viajeros, siempre hay alguien desagradecido, pero la gran mayoría son personas amables que agradecen un buen transporte público en general, como el que se ofrece en la ciudad de Madrid''

Carlos afirma que todo “es muy extraño, ya que ha bajado mucho el tráfico y el número de viajeros. No es comparable con ninguna otra situación en los 20 años que llevo en EMT. Bares, centros comerciales y de ocio abren todos los días del año pero, en este caso, no. Es una situación excepcional. También es cierto que ahora se trabaja mucho más relajado, porque suele sobrar tiempo en los horarios estimados para realizar los viajes”.

En la mayoría de los casos, reconoce que los usuarios “colaboran para cumplir las medidas de seguridad”, aunque hay casos excepcionales: “Hoy, por ejemplo, se ha enfadado mucho el viajero número 21, al que no he dejado entrar por superar el aforo permitido de 20 personas. Me ha llegado a decir que ojalá me quedara en el paro. En algún caso también se sientan en los primeros asientos, en los cuales no está permitido a pesar de estar perfectamente señalizada la prohibición con una pegatina que lo indica. Pero, por lo general, respetan la distancia de seguridad entre ellos cuando están en la fila”.

La interacción con el usuario también ha cambiado, como es lógico. Carlos ha notado que esa “relación conductor-viajero es más fría. Muy pocos dan los buenos días y, en algún caso, como el de hoy o el pasado lunes que me pasó algo parecido, la gente está tensa y salta para intentar discutir. Otras personas también comentan que cuándo va a terminar esto. Resumiendo: la gente habla mucho menos”.

También es extraña la sensación que experimenta al volante, ya que “acostumbrado al tráfico y los atascos de Madrid, la verdad es que da gusto circular así, pero me viene a la cabeza la situación tan grave que estamos padeciendo. Es muy triste ver las aceras vacías, sin gente”.

Fomentar el uso del transporte público

Finalmente, Carlos Díez espera que el servicio que están prestando sirva para fomentar el uso del transporte público: “Claro que sí. Los ciudadanos siempre cuentan con nosotros, incluso en las peores circunstancias, como esta. Yo siempre digo que de 100 viajeros, siempre hay alguien desagradecido, pero la gran mayoría son personas amables que agradecen un buen transporte público en general, como el que se ofrece en la ciudad de Madrid. En muchos casos, la gente no tiene otra posibilidad ni otros medios para moverse”, concluye.