Cuando existen problemas, el autobús y el autocar son las mejores alternativas y las primeras que se buscan, no sólo por su inmediatez, sino por su extraordinaria flexibilidad. Que un tren descarrilla, pues los viajeros en bus. Que se inunda el Metro en Palma de Mallorca (como el pasado verano), pues se habilita una línea de bus que haga el mismo trayecto. El último caso lo hemos vivido durante el fin de semana, y sobre todo, en la jornada de ayer, con los problemas en el servicio ferroviario de Barcelona y sus alrededores. Miles de personas han tenido que acudir a su trabajo en autobuses y autocares especiales, que han cumplido estrictamente sus horarios de salida, pero así los de llegada, debido a que el tráfico particular ha aumentado en torno a un 10% en algunas vías de acceso a la ciudad condal. Una muestra más de que el transporte público rodado es, sin duda, una alternativa fiable.