Alrededor de 150.000 pasajeros, según los cálculos de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), se vieron afectados por el paro de los conductores de bus de TMB, cuya principal reivindicación es el esatblecimiento de dos días de descanso a la semana. Como suele ser habitual en este tipo de movilizaciones, empresa y sindicatos ofrecieron un balance bastante dispar del seguimiento. TMB estimó que el 58% de los buses no circuló, mientras que los trabajadores, por su parte, apuntaron que el paro afectó al 85% de la flota.
A pesar del anuncio previo de la TMB, la huelga cogió por sorpresa a numerosos usuarios. Así muchos viajeros tuvieron que permanecer en las paradas media hora o más y otros esperaron inútilmente la llegada de un bus. Tanto empresa como sindicatos confirmaron que el cumplimiento de los servicios mínimos fue estricto. Circularan todas las lanzaderas de TMB que suplen la interrupción de Cercanías de Renfe y una cuarta parte de los autobuses de 11 líneas, casi todas periféricas, que no tenían otro transporte público alternativo. Estas medidas, sin embargo, no evitaron las largas y pesadas demoras. En el resto de líneas no se marcaron unos servicios mínimos.
Cerca de 950 conductores, de los casi 3.000 que conforman la plantilla de TMB, se manifestaron por el centro de Barcelona, provocando algún enfrentamiento aislado con los antidisturbios de la policía local.