Sólo hace falta echar un vistazo al gráfico adjunto, elaborado por Investing, para comprobar que en apenas siete días, el crudo ha oscilado más de seis euros su cotización en el mercado de futuros, llegando incluso a descender por debajo de la cota de los 80 dólares, algo que no veíamos desde el pasado mes de julio. Eso se traduce (de aquella manera) en los precios del combustible, que siguen descendiendo paulatinamente, aunque de manera muy leve. Demasiadas incógnitas Las incertidumbres geopolíticas, los constantes mensajes contradictorios que llegan desde la OPEP, el temor a un repunte de los precios y la certeza de que no volveremos a aquellos tiempos en que el litro rondaba el euro, hacen cada día más complicada la labor de los empresarios, que tienen que prever qué puede pasar a corto y medio plazo antes de tomar sus decisiones. La transición hacia energías alternativas al diésel es un hecho en todo el planeta, pero también lo es que el gasóleo va a pervivir todavía durante muchos años, por lo que su precio es una preocupación constante para el transportista, que por desgracia, tendrá que seguir utilizando la bola de cristal y confiando en que acierte en los pasos a seguir. El escenario no es sencillo, pero es el que toca, y con estas cartas hay que jugar la partida.