El sistema de control de acceso de SATO permite la identificación y facilita la entrada a una media de 50 visitantes por segundo. Cada persona lleva un identificador personal que lleva incorporada una etiqueta a la que se ha insertado un inlay (conjunto de chip y antena). En los puntos de acceso se colocan unos arcos lectores de la información que la transfiere a una base de datos.