Chema Ballester basa su actividad empresarial en el sector de la logística y el transporte de mercancías por carretera. Al ampliar su flota, se planteó analizar el consumo energético de sus vehículos y de los conductores para medir su impacto medioambiental y detectar las oportunidades de ahorro de energía en función de la rentabilidad.
La solución adoptada se basó en la instalación de un novedoso sistema desarrollado por Itene, que monitoriza los vehículos de la empresa. Esta herramienta analiza, de forma automática, los aspectos claves que influyen en la eficiencia energética y calcula en el mismo proceso su huella de carbono.
Es capaz de registrar automáticamente una serie de datos como el consumo de carburante, los kilómetros recorridos, el tiempo en ralentí, etc. Dichos datos proceden de la centralita Canbus del vehículo y se reciben de forma inalámbrica en el centro de control.