Y es posible que el uso de este componente se extienda en los próximos años. Al menos, en Alemania, donde algunas empresas ya piensan en optimizar su distribución. Es el caso de RWE, una compañía productora de energías renovables, que tiene previsto utilizar el transporte ferroviario para la continuación del viaje del amoníaco, para lo cual está trabajando con el operador logístico ferroviario VTG, a fin de que los clientes de Alemania y los estados vecinos reciban por vía férrea este componente. De la mano, diseñarán rutas de entrega, capacidades de llenado y transporte, intentando adelantarse a lo que podría ser una alternativa a los combustibles fósiles en un futuro no muy lejano. Consenso en la hoja de ruta "El amoníaco verde es clave en la transición energética porque puede utilizarse para descarbonizar muchos procesos industriales. En el futuro, Alemania importará grandes cantidades de amoníaco, por ejemplo a través de la terminal prevista por RWE en Brunsbüttel. Desde allí, las moléculas se distribuirán directamente a los clientes industriales. VTG tiene muchos años de experiencia en el transporte de amoníaco en vagones cisterna. Por eso, RWE y VTG también están estudiando conjuntamente la distribución por ferrocarril", ha declarado Ulf Kerstin, CCO de RWE Supply & Trading. Por su parte, Sven Wellbrock, director de Operaciones para Europa y director de Seguridad de VTG, añade que "el amoníaco también desempeñará un papel importante para garantizar el suministro energético en las próximas décadas. Forma parte de la estrategia de Nuevas Energías de VTG, cuyo objetivo es proporcionar a nuestros clientes el mejor apoyo posible en la transformación hacia procesos industriales sostenibles. Junto con RWE, queremos demostrar que ya es posible suministrar grandes cantidades de amoníaco por ferrocarril a corto plazo de forma competitiva y con bajas emisiones". La flota de VTG se compone de 84.000 vagones de mercancías y 5.000 cisternas La mencionada terminal ecológica de importación de amoníaco de RWE en Brunsbüttel podrá admitir, a partir de 2026, el desembarco de unas 300.000 toneladas anuales de amoniaco ecológico, que se considera uno de los materiales básicos más utilizados en química. “Cada año se producen en el mundo unos 180 millones de toneladas que se transforman, entre otras cosas, en fertilizantes, plásticos y otros productos químicos. El ‘amoníaco verde’ se produce con hidrógeno generado por electrólisis mediante energías renovables”.