La alcaldesa de la ciudad condal, Ada Colau, declaró hace unas fechas que "los cruceros no aportan tanto beneficio y, además colapsan la ciudad", proponiendo la reducción de sus llegadas al puerto de la ciudad. Es cierto que no ha encontrado demasiados apoyos en tal afirmación, pero hablamos de la alcaldesa de una gran ciudad, por lo que si persiste en esta dirección, podría conseguir parte de lo que pretende. Sea lo que sea. Las reacciones en contra no se han hecho esperar. Los transportistas por carretera, tanto en autobús como en taxis y VTC, se han mostrado radicalmente en contra de esta idea. Reducir la llegada de turistas supondría menos trabajo para los operadores, en una relación lógica. Por eso han protestado, al menos oficialmente, por medio de Direbus, que considera una mala política la de restringir una fuente de ingresos que se ha mostrado más que provechosa durante los últimos ejercicios. ¿Colapso? Por otro lado, el término 'colapso' tiene distintas interpretaciones. Tanto en Barcelona como en muchas otras ciudades con puertos cruceristas, es habitual que se viva cierta saturación de turistas cuando coinciden más de uno de estos grandes barcos amarrados. Pero estaría bien conocer cuántos días, exactamente, se ha registrado esta circunstancia, y además existen otras formas de evitarlo: con programación, con otro tipo de acciones (en Palma de Mallorca solo admiten tres diarios). Lo que no es de recibo es que una dirigente municipal cargue de esta forma contra la mano que le da de comer. Al menos, en una parte. ¿Reflexión? ¿Rectificación? ¿Persistencia? Veremos.