Seis autobuses híbridos Volvo B5L se incorporarán a la flota de Arriva London entre diciembre de 2008 y enero de 2009, y operarán en la Ruta 141 entre el London Bridge y Palmers Green.
Este nuevo vehículo se incorporará a la producción en serie a fines de 2009, y las entregas de autobuses completos comenzarán a principios de 2010. Habrá algunos vehículos de producción anticipada que circularán por las carreteras en 2009.
El híbrido de doble piso está carrozado sobre un chasis Volvo B5L, el que se fabrica en la planta de Volvo Bus en Borås, Suecia. La carrocería del primero de los seis autobuses se llama Gemini, de la compañía Wrightbus, en Irlanda del Norte. El autobús tiene 10,4 metros de largo, 66 asientos y espacio para transportar hasta 20 pasajeros más.
La disposición del chasis sigue los mismos principios que el híbrido Volvo 7700. La unidad de almacenaje de energía de la batería está instalada debajo de dos de los asientos, justo detrás del eje delantero, para alcanzar la intrusión mínima en el pasillo y para optimizar la distribución del peso y la circulación interior.
El concepto híbrido de Volvo se llama I-SAM y abarca un motor de arranque combinado, un motor eléctrico y un generador con una unidad de control electrónica. El I-SAM está situado entre un pequeños motor diésel y la caja de cambios de Volvo, la I-Shift. Una batería de litio se carga al frenar vía motor eléctrico/generador, proporcionando posteriormente energía al motor eléctrico para la fuerza de impulsión.
Tecnología en paralelo
Gracias a su tecnología híbrida en paralelo, el autobús puede funcionar tanto gracias al motor eléctrico como al motor diésel de forma independiente, o a través de ambos motores de modo simultáneo. Esto permite al vehículo estar equipado con un motor diésel de cinco litros, más pequeño en comparación con el de nueve litros de la versión diésel de doble piso.
Los consumos de combustible y las emisiones de gases de efecto invernadero se reducen en un 30%, mientras que las emisiones de partículas lo hacen en un 40-50%.
Desde la compañía aseguran que este modelo es "una solución híbrida económicamente factible". "Como resultado de los componentes híbridos desarrollados por Volvo, y los ahorros de combustible, los operadores de autobuses pueden recuperar el coste adicional en un período de entre cinco y siete años".
