Los ecologistas han atacado las propuestas iniciales de enero de la Comisión para que el 10% de todo el combustible de transporte terrestre provenga en 2020 de fuentes renovables, con el fin de prevenir las tormentas, inundaciones y sequías que traería el cambio climático. Gran parte de dicho porcentaje provendría de biocombustibles, creando un enorme mercado que es deseado por exportadores como Brasil e Indonesia, además de las naciones agrícolas de la UE. Sin embargo, los ecologistas argumentan que los biocombustibles elaborados a partir de granos y oleaginosas han impulsado un alza de los precios de los alimentos y han obligado a agricultores de subsistencia a ampliar la tierra para sembrar invadiendo selvas tropicales y drenando pantanos. La práctica es conocida como "cambio indirecto del uso de la tierra". La nueva propuesta establecería qué biocombustibles son aceptables en el bloque de los 27, dónde pueden ser producidos, a partir de qué plantas y que métodos pueden usarse. Las normas prohibirán el etanol fermentado que usa energía del carbón, la más contaminante y que no tiene beneficios para el clima. Los biocombustibles cultivados en tierra degradada, o elaborados a partir de algas, basura o residuos forestales y agrícolas serán todos aceptables, agrega el borrador del documento.