El debate sobre las normativas europeas de hidrógeno verde se intensifica, con varios países de la UE apoyando la petición de Alemania para posponer las reglas impuestas por la Comisión Europea. Robert Habeck, vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, ha pedido una demora en la aplicación de las regulaciones de adicionalidad, coincidencia horaria y correlación geográfica. Estas normativas fueron diseñadas para evitar que la producción de hidrógeno verde dependa de energía renovable que podría ser reemplazada por fuentes fósiles, incrementando emisiones.
Etapa crítica en la transición energética de Europa
Hydrogen Europe, la influyente asociación comercial, respalda este llamado, argumentando que estas reglas elevan los costes del hidrógeno verde en su fase inicial y limitan su viabilidad comercial. Jorgo Chatzimarkakis, CEO de Hydrogen Europe, explicó que el retraso facilitaría una transición más económica hacia el hidrógeno verde y que "muchos países de la UE comparten este sentimiento". Estas normativas, contenidas en el Acto Delegado del año pasado, establecen que la producción de hidrógeno verde debe correlacionarse con la energía renovable disponible en tiempo real y ser adicional a la ya existente, una medida para garantizar la neutralidad en carbono.
No hay infraestructura suficiente
Si bien la Comisión Europea diseñó estas reglas para garantizar que el hidrógeno verde no eleve las emisiones totales de gases de efecto invernadero, algunos países argumentan que estas restricciones son demasiado severas y podrían obstaculizar el crecimiento del sector en su fase inicial, cuando la infraestructura de energías renovables aún no está lo suficientemente desarrollada para soportar la demanda.
La Semana Mundial del Hidrógeno, celebrada en Bruselas, ha sido el escenario de estas discusiones, donde diferentes actores del sector, tanto públicos como privados, abogan por un equilibrio entre regulaciones estrictas y la necesidad de fomentar el crecimiento de la industria del hidrógeno verde en Europa.
Este debate marca una etapa crítica en la transición energética de Europa, que busca reducir sus emisiones de carbono y liderar el desarrollo de tecnologías limpias, pero sin comprometer la competitividad económica de sus industrias emergentes.