La presidencia checa tendrá que asumir, a partir de enero del año que viene, las negociaciones de esta propuesta con la que la Comisión Europea quiere añadir un coste adicional, por el impacto medioambiental de los camiones, a las tasas que ya pagan en los peajes por el deterioro que causan en las vías.
España ha manifestado su oposición frontal a la 'euroviñeta' por considerar que perjudica a sus transportistas frente a los centroeuropeos, que recorren distancias menores y pagan tasas también menores. La propia ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, manifestaba a su llegada al encuentro el pasado martes su rechazo a la medida, que calificó de "mal diseñada" porque, entre otros motivos, "sólo grava a los camioneros".
La inclusión en la tasa ampliada de aspectos como la congestión del tráfico -además del ruido y la contaminación atmosférica- es otro los puntos de desacuerdo entre los diferentes estados miembros. Bélgica, Finlandia, Suecia, Grecia y Lituania, entre otros, se han opuesto o han manifestado reservas sobre este punto, exigiendo que se analice incluir la congestión mediante una fórmula alternativa, como por ejemplo una modificación de los costes de las infraestructuras.
Países como Grecia y Suecia comparten la idea española de que no tiene sentido imponer esta tasa a camiones y excluir a otros usuarios de las vías que también provocan un impacto medioambiental. España ha encontrado respaldo también en Grecia, Bulgaria, Rumanía e Irlanda en cuanto a su afirmación de que desde el punto de vista competitivo las naciones periféricas salen perjudicadas con la propuesta actual.
Base jurídica discutible
Hungría, por su parte, consideró que sería más adecuado si la propuesta tuviese carácter obligatorio en lugar del voluntario que propone la CE, mientras que Suecia cuestionó la base jurídica de la medida, alegando que al tratarse de un cambio que afectaría a la fiscalidad debería tener que votarse por unanimidad.
Rumanía, por su parte, ha hecho hincapié en que la asignación de los recursos recaudados debe quedar clara si la UE quiere evitar que la 'euroviñeta' se convierta en una mera imposición jurídica. Según la propuesta del Ejecutivo comunitario, las tarifas variarían en función de la distancia recorrida y del momento del día, de manera que el transporte por carretera resulte más caro en hora punta, con la idea de incentivar a las empresas para que inviertan en vehículos y prácticas menos contaminantes.