Vivimos en la era del "sí, también hago esto". El perfil del autónomo ya no es solo el de quien emprende en solitario, sino también el de quien multiplica sus esfuerzos, buscando estabilidad o ingresos complementarios. En los últimos cinco años, la pluriactividad entre trabajadores por cuenta propia ha crecido un 46,9% en España, según datos de ATA a partir de registros del Ministerio de Trabajo y Economía Social.
Un fenómeno en expansión constante
En abril de 2020, los autónomos en pluriactividad eran poco más de 183.000. Hoy, son 269.146 personas las que cotizan simultáneamente en el régimen de autónomos (RETA) y en otro régimen de la Seguridad Social, como el General. Solo en el último año, el aumento ha sido del 9,4%, un ritmo que demuestra que esta fórmula se consolida.
Este fenómeno no es homogéneo: Canarias lidera el crecimiento interanual con un 14,2%, seguida por la Comunidad Valenciana (+11,5%), Cataluña (+10,3%) y Andalucía (+10,1%). En el otro extremo, aunque también con subidas, están Castilla y León, Aragón y Asturias, donde el alza ronda entre el 5 y el 6%.
Madrid, Cataluña y Andalucía: el corazón del trabajo dual
En cuanto a volumen, la mitad de todos los autónomos en pluriactividad residen en tres regiones: Cataluña (50.167), Madrid (47.555) y Andalucía (38.190). Un dato que habla del peso económico y demográfico de estas comunidades, pero también de su diversidad de oportunidades laborales.
La pluriactividad no solo está moldeando un nuevo mapa laboral en España; también plantea retos en cuanto a conciliación, derechos laborales y protección social. Lo que está claro es que este modelo híbrido de empleo ha llegado para quedarse.
Y es que en un entorno donde la estabilidad laboral parece cada vez más un lujo, muchos profesionales apuestan por diversificar su actividad como una forma de resistencia y también de crecimiento. Porque sí, también hacen eso.