Mediante este proyecto, en marcha desde 2003, se ha logrado que la estructura de la plantación evolucione, garantizando la actividad económica y una avanzada investigación agronómica, además de proteger un espacio forestal único como el bosque atlántico.
Todo comenzó en 1984, cuando Michelin adquiría en el municipio de Igrapiúna, en la costa este de Brasil, 9.000 hectáreas de terreno plantadas en su mayoría de heveas (el ‘árbol del caucho’), para asegurarse el suministro de un elemento tan esencial en la fabricación de neumáticos como es el látex. Unos años después, con la propiedad repleta de plantas viejas y poco productivas, con el hongo que atacaba la hevea y la caída del precio internacional del caucho, los dirigentes de la compañía se cuestionaron el mantenimiento de una plantación en la que se perdía dinero. Ahora, al tratarse de una de las regiones más deprimidas de Brasil, la salida de Michelin acababa con 600 empleos directos y varios centenares de indirectos, además de interrumpir la investigación sobre el dañino hongo amazónico. Finalmente, la división Resultado y Responsabilidad buscó la forma de invertir esta situación y ajustarse a los valores de la empresa: respeto al cliente, a las personas, a los accionistas y al medio ambiente.
Modelo
Se decidió entonces que en un terreno fragmentado, que impedía una explotación industrial rentable a gran escala, las partidas de tamaño medio serían la fórmula de optimizar la actividad. Michelin apostó por esas plantaciones individualizadas y diseñó un modelo que aúna crecimiento económico, interés científico, desarrollo social y protección medioambiental. Así, la empresa comparte más de la mitad de la plantación (5.000 hectáreas) con pequeños empresarios reunidos en una cooperativa. Esos 12 propietarios siguen trabajando en la plantación y regentan parcelas de 400 hectáreas. Las tierras fueron adquiridas con créditos subsidiados por Michelin para financiar su compra en ocho años. El compromiso de Michelin incluye la compra del látex que se recoge en la plantación, siempre que los 12 copropietarios no decidan vender a otros clientes. A cambio, los nuevos productores se comprometen a seguir un ‘itinerario técnico’ diseñado para hacer productivo el terreno desde el principio.
Resultados
La efectividad del modelo implantado por la compañía francesa se refleja en los resultados obtenidos en 2007, pues los 30.000 dólares de beneficio neto anual previstos en el plan de negocio para cada media propiedad subieron a 50.000 dólares. En total se recogieron 2.560 toneladas de caucho seco en la plantación. El látex recolectado en la zona es procesado en la fábrica que Michelin tiene cerca de la plantación de Bahía. Funciona al 95% de su capacidad, gestionando casi 12.000 toneladas de caucho al año (el 10% de la producción brasileña), de las que 2.600 llegan directamente de la plantación y el resto se compra a productores locales.
Por otra parte Michelin ha iniciado la creación de una nueva ciudad para los sangradores -quienes recortan las cortezas para dejar fluir el látex- y sus familias, que será costeada por Michelin y un órgano de finanzas del Gobierno Federal, y en alianza con las autoridades locales. La comunidad contará con modernas instalaciones de tratamiento de agua, áreas verdes, atención médica y escuelas.
En general, el proyecto Oro Verde Bahía de Michelin ha supuesto importantes y constantes aportaciones para una región pobre y con alto índice de desempleo. El éxito de la iniciativa, a la que se acogieron en principio 50 familias, ha llegado a otros municipios por petición del presidente Lula da Silva, por lo que ya son 1.200 familias las que se benefician del programa.
