La compañía, que emplea a 900 personas en su planta de Birmingham, ha sufrido una drástica caída en sus ventas y se ha visto obligada a suspender la producción el pasado mes de diciembre. La empresa está actualmente inmersa en un proyecto para la fabricación de camionetas eléctricas, las primeras de este tipo en Europa, que puede salvar y transformar la compañía.
Deripaska es propietario de LDV a través de su compañía Gaz. En declaraciones a la emisora británica Radio 4, Erik Eberhardson, presidente de Gaz, ha asegurado que la empresa necesita entre 23 y 35 millones de euros para salvaguardar cientos de puestos de trabajo. "Desafortunadamente, como la empresa no produce, no está generando suficientes ingresos para cubrir costes. Literalmente se está quedando sin efectivo", ha agregado Eberhardson.