La nueva instalación poducirá biodiésel a partir de aceites vegetales de primer uso (soja, colza o palma), ya refinados, procedentes prioritariamente de la citada planta de molturación.
El biodiésel producido anualmente en la planta de Bilbao evitará con su uso en el transporte la emisión de 496.000 toneladas de CO2 procedentes del uso de gasóleo convencional, según calculan desde Acciona, lo que representa un efecto depurativo para la atmósfera equivalente al de 25 millones de árboles en el proceso de fotosíntesis. Dicha producción evitará asimismo la importación anual de 1,3 millones de barriles equivalentes de petróleo.
La planta de biodiésel de Bilbao es la segunda instalada por Acciona tras la situada en Caparroso (Navarra), de 70.000 toneladas, operativa desde 2005.
Objetivos en biocombustibles
El pasado 1 de enero entró en vigor en nuestro país la normativa que establece la obligatoriedad de uso de los biocombustibles en el transporte, que deben alcanzar en términos globales una cuota del 3,4% del contenido energético de las gasolinas y gasóleos comercializados en España con fines de transporte en 2009 y el 5,83% en 2010 (en el primer semestre de 2008 el porcentaje fue del 1,47%).
La norma fija para 2009 un objetivo mínimo del 2,5% que deben alcanzar tanto el biodiésel en relación con el diésel, como el bioetanol con respecto a las gasolinas, pudiendo completarse la diferencia hasta el 3,4% global con cualquiera de los dos biocombustibles. En 2010, el objetivo mínimo para cada biocarburante se eleva hasta el 3,9%, y el global hasta el 5,83%. Ello implica que, en el caso específico del biodiésel, y a tenor de los datos de consumo global de combustibles en el transporte en España, debería incorporarse al sistema un mínimo de 740.000 toneladas de biodiésel en 2009 y de 1.070.000 toneladas en 2010. La producción de esta planta implicaría, por tanto, cubrir, respectivamente, el 27% y el 17% de dichas previsiones.
A ello se suma el que la misma normativa (Orden Ministerial ITC/2877/2008 de 9 de octubre) explicita que los biocarburantes que lleguen a la Unión Europea ya mezclados con combustibles fósiles no podrán computarse a efectos del cumplimiento de los citados objetivos. Ello debería reducir las importaciones de biodiésel desde EE.UU., que se benefician de una doble exención fiscal, en origen y en destino.
