Al respecto de su reelección, Montero reconoce que "en diciembre pasado, reflexioné sobre la conveniencia o no de continuar. Lo fácil hubiera sido retirarme, tras cumplir con el compromiso, teniendo en cuenta mi familia y mi empresa, entre otras cuestiones. Pero me puede más el corazón que la razón, y cuando vi al Comité Ejecutivo entregado en una línea coherente decidí seguir, pero no de modo decadente, sino con nuevos objetivos, manteniendo el criterio y ultimando asuntos pendientes para abordar otros. CETM es un instrumento necesario para el Sector, por su propia institución y por la colaboración tendida que mantiene hacia otros agentes".
La formación será uno de esos pilares fundamentales. El CAP ha condicionado las últimas actuaciones en este sentido, pero el presidente entiende que "es una parte mínima, porque se enfoca en los conductores. Tenemos que abordar aspectos logísticos, aspectos de recursos humanos, especialización en el transporte (carretilleros, mudanzas...). El conocimiento es gratuito, tenemos que ampliarlo, y por eso hemos de estar atentos a la nueva tecnología aplicada a las necesidades del Sector, en toda la cadena de una empresa. La Fundación Transforma será un apoyo inestimable, y también estamos negociando un acuerdo con la Comunidad de Madrid para utilizar un centro suyo con una estructura fija de CETM. Podría estar listo antes de las vacaciones de verano".
Las relaciones con Europa también recibirán la máxima atención: "No estar en Europa es gravísimo, porque no puedes ni siquiera transmitir tus deseos o intereses. A veces no podemos lograr lo que queremos, pero podemos hacer que las cosas no vayan a peor. Y eso es ya un cambio importante. La oficina permanente de Bruselas nos permite mantener una comunicación directa con el comisario Tajani, y con su segundo, que además es español. Estamos al lado de los europarlamentarios".
Optimismo moderado
Sin embargo, Montero es optimista, ya que considera que "el transporte es un bien necesario. Hay presiones de otros modos para tratar de progresar, y eso está bien, siempre que vayamos de la mano y no en competencia. En el mejor de los casos, si el tren fuera capaz de lograr dos puntos de cuota en los próximos 10 años, estaría muy lejos de cubrir las necesidades de transporte de carga a nivel europeo. No creo que eso suceda, ni siquiera en esa década. Pero la carretera forma parte de los vasos comunicantes del flujo europeo. El cliente es quien decide, y se decanta por la carretera por su fiabilidad y flexibilidad. Por eso, pienso que si, que los últimos meses de año serán mejores que los primeros".
En la misma línea, añade que "al transporte de mercancías por carretera, y a los que formamos parte de él, nos queda atravesar la agonía del verano, donde se reduce la demanda y los ingresos, pero las cosas luego irán a mejor. El mercado no desaparecerá, aunque no podemos esperar demasiadas alegrías en este sentido. La actividad no irá a peor, pero la pregunta es saber cuánto podemos aguantar en unos niveles muy bajos, sin que se aprecien grandes mejorías. Las leyes del mercado nos deberían permitir ir avanzando, aunque poco a poco".
