P.- Si lo tuviera que definir en una frase o en unas pocas palabras, ¿sobre qué versará el Congreso de Atuc?
R.- El Congreso lo que intenta definir es el transporte del siglo XXI teniendo en cuenta las tres coordenadas para resolver problemas de las ciudades: el ciudadano-cliente, el urbanismo y la movilidad. Contemplando esos tres puntos básicos que existen en cualquier ciudad, tratamos de definir los problemas y las soluciones posibles que pudiera haber de cara a la ciudad del siglo XXI.
P.- Además de definir estos problemas y posibles soluciones, ¿cuáles serían los otros objetivos del Congreso?
R.- Primero hay que darse cuenta que las competencias del transporte urbano están transferidas a los Ayuntamientos y Comunidades, y no existe un organismo que a nivel estatal coordine toda la problemática del Sector. Entonces, como primer objetivo, tratamos de suplir esa carencia y, ya que no podemos coordinar el transporte urbano, por lo menos sí esa respuesta que deben dar los operadores al transporte. Ese sería un tema muy importante. Por otra parte, hoy en día hablamos mucho de la sostenibilidad. En ese aspecto yo quisiera recalcar que algo que está muy claro, por todos los datos y referencias que hay, es que el transporte colectivo es el más eficiente bajo los puntos de vista económico y medioambiental, comparado con el coche. Y tenemos que hablar no sólo de la sostenibilidad medioambiental, sino también de la económica. Porque está claro que si no tenemos un transporte colectivo eficiente, no colaboramos en conseguir la sostenibilidad medioambiental. Entonces, consecuentemente, no puede separarse la sostenibilidad medioambiental de la económica. Y luego recalcar que el propio Congreso es un foro de reunión donde coinciden los operadores, los fabricantes y consultores, las autoridades… es decir, confluyen todos los actores que intervienen en el sector del transporte urbano, lo cual cubre dos objetivos básicos: transmitir experiencias para las mejores soluciones y facilitar el trato y el intercambio no sólo de experiencias sino también de amistad, que es también muy importante.
P.- ¿Nos puede adelantar algo sobre los contenidos?
R.- Lo que vamos a hacer en este Congreso, independientemente de las conferencias —que yo creo que están muy seleccionadas en cuanto al tema y la calidad de los ponentes—, es presentar un trabajo que estamos haciendo desde Atuc, sumamente ambicioso, sobre la eficiencia del transporte urbano y metropolitano, en el que tratamos de aportar todos los datos necesarios para que quien vaya a decidir, decida objetivamente. Tratamos de comparar la eficiencia del autobús convencional, del autobús de alto nivel y del tranvía, para que en función de esos datos, el responsable político y también el técnico sepan cuál es la mejor solución. En nuestra Asociación hay tranvías, metros y autobuses, y lógicamente la movilidad de una ciudad del siglo XXI no se resuelve con un solo modo sino que hacen falta todos. Pero ojo, dando a cada uno, en función de su especificidad, dimensión, demanda, etc., su papel. Lo que creo yo es que no valen todos para todo en cualquier circunstancia.
P.- ¿Cuáles serían los principales problemas a los que se enfrenta hoy en día el transporte urbano, además de los que ya ha mencionado?
R.- Yo quisiera, y hablo en representación de las empresas, que todo el mundo y sobre todo los políticos no utilizaran sólo el discurso políticamente correcto de cara a las elecciones o momentos determinados. El problema más importante que tenemos hoy en día en el transporte urbano es repartir el uso del viario. El viario, o las calles nuestras, es un bien escaso, y cada vez más. Entonces, lo que no podemos hacer es dejar que entren coches y más coches en perjuicio de la calidad del servicio. La calidad del servicio es tiempo de viaje, regularidad y frecuencia. Es lo que pide el ciudadano. Los autobuses son todos modernísimos. Entonces lo que hace falta son decisiones políticas que reviertan en un reparto del viario de una manera lógica, tanto para el transporte colectivo como para el coche. Es decir, plataformas reservadas, carriles bus. Eso es pintar una raya, y pintar una raya para el uso exclusivo del autobús no cuesta dinero. Es un proceso de educación, de convencer al ciudadano que por ahí no puede pasar, que es sólo para el autobús y no se puede compartir con el coche privado y punto.
P.- ¿Cree necesario educar a los ciudadanos para un mejor funcionamiento del transporte? ¿Qué importancia tendría esa educación?
R.- Suelo decir que nuestro sector es un sector muy endogámico, que sólo decimos lo mismo a los mismos en distinto sitio. Damos conferencias y prácticamente es la misma gente la que está escuchando. En el transporte urbano tenemos que hacer un esfuerzo para abrirlo a la sociedad, para que la sociedad conozca sus ventajas. Y eso pasa por la cultura, por la enseñanza, la formación y el buen uso de los espacios públicos.
P.- ¿Cuáles son en España las ciudades más sostenibles?
R.- Yo creo que en España se está haciendo un gran esfuerzo por conseguir ciudades sostenibles. Madrid es tan grande que, a pesar del gran esfuerzo que se está haciendo, no es lo suficientemente rentable por el uso masivo del coche. A pesar de que existe una red potentísima y modernísima, tanto de metro como de autobús, a veces encontramos problemas para que esa ciudad sea efectivamente sostenible. Pero hay otras ciudades, de tipo medio, como son San Sebastián, Vitoria o Burgos, en las que —ahí donde el coche no es el rey de la calle— es mucho más fácil alcanzar esa sostenibilidad.
P.- El transporte urbano en España, ¿es mejor o peor que en el resto de Europa?
R.- Yo diría que el transporte urbano español es de lo mejor que hay en Europa. Tanto en metro como en tranvías y en autobuses. El metro, como ya dije, tiene unas redes potentes y modernas, con instalaciones adaptadas a los PMRs; la red de autobuses cuenta con un parque de edad inferior a los 5-6 años, por lo que es muy moderna, y por otra parte los operadores y empresas son muy sensibles a ofrecer un servicio de calidad. Es más, en encuestas que hay, y no realizadas por nosotros sino por organismos ajenos al propio Sector, el transporte urbano está calificado de muy bueno o bueno. Lo cual es una calificación muy difícil de conseguir en un servicio público, porque somos más tacaños a la hora de reconocer el buen funcionamiento de ese tipo de servicio. Ahora, encontramos un problema que está ahí, y que es la financiación en el transporte urbano. Venimos reclamando una Ley de financiación del transporte urbano que, a nivel estatal, de alguna manera asegure la viabilidad de este sistema en cualquier época y circunstancia.
