A continuación dio paso a uno de los anfitriones de la jornada, el director general de Transportes de Castilla y León, José Antonio Cabrejas. Comenzó analizando la realidad de su región, con una densidad de población de 27 hab/km2, cuando la media española es de 78 y la europea de 115. Además, Castilla y León tiene la mitad de los municipios españoles con menos de 101 habitantes, y 897 núcleos de población con menos de 10 personas. Cabrejas definió el transporte a la demanda como "un servicio de transporte público regular de uso general, con solicitud previa", que complementa al coche de línea tradicional. En 2004, se llevó a cabo un proyecto piloto en Barco de Avila, que dio paso al concurso público al año siguiente y a su posterior extensión masiva.
Las características del servicio en Castilla y León se inician con la reserva, vía telefónica, por SMS o Internet, la cual se traslada de la central de reservas al operador y al vehículo. Se realizan entre tres y cinco expediciones semanales por ruta, de una duración media de 20 minutos, con un trazado reticular y vehículos y horarios adaptados a las necesidades del usuario. Para Cabrejas, la base jurídica se encuentra en el artículo 87 de la LOTT. El proceso empezaría con una autorización provisional, seguida de la puesta en marcha del servicio, su correspondiente información la usuario (en muchas ocasiones, se buzonean folletos en todo el municipio afectado), y luego se concede la autorización definitiva. En marzo de 2010, existían 685 rutas atendidas por 400 vehículos, con 32.000 vecinos atendidos y casi un millón de usuarios, de los que más de 64% tienen más de 65 años. Todo esto queda reflejado en la valoración general, de 4,75 sobre cinco puntos, que realizan los usuarios en las encuestas. "Sólo hemos recibido 14 quejas en cinco años", sentencia Cabrejas.
Soporte tecnológico
A continuación, correspondió el turno a Juan Antonio March, director general de GMV, empresa que presta soporte al transporte a la demanda en Castilla y León y en otras regiones. Para él, "la tecnología elimina incertidumbre", y aporta desde cuatro puntos de vista. El centro virtual de transporte recoge las reservas y pone en comunicación a todas las partes. La llamada debe durar lo menos posible, y el operador ha de decidir, en función de su ocupación, si lanza otra expedición o modifica una que ya esté en ejecución. Existe una pre-reserva, pero también existen llamadas fuera de plazo o pasajeros que llegan a la parada sin avisar, a los que del mismo modo hay que atender.
El equipamiento embarcado está conectado con el sistema Moviloc, que permite el seguimiento de cada vehículo. Más de 300 unidades están siempre ubicadas, y emitiendo datos de horas de paso, de no paso, de kilómetros recorridos y elaborando informes de todo esto, para su posterior análisis.
El pasajero debe estar siempre informado lo mejor posible, por paneles en las paradas o por otras vías, como el SMS o la llamada de voz, sobre todo para alertarle de posibles incidencias en el trayecto que retrasen o impidan su recogida. March considera que, en el futuro, se produce un retorno de la tecnología, ya que también se puede modificar las conductas de los usuarios. Así, sería posible fusionar varios modos de transporte en el sistema, o ampliarlo a las áreas metropolitanas.
