Los nuevos sobres cumplen la normativa europea EN 13432, la única que actualmente certifica su composición y garantiza su nulo impacto medioambiental. Una de las principales ventajas de los Biosobres respecto a los de polietileno es que estos últimos, si no se reciclan convenientemente, pudiendo tardar hasta 500 años en descomponerse, mientras que los Biosobres MRW tienen garantizada su degradación en menos de seis meses. Además, al tratarse de un material compostable, el residuo final que se genere tras su descomposición será apto como abono, no contendrá residuos tóxicos y su impacto ambiental será nulo.