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‘El Sector debe dejar de sentirse amenazado y ocupar la posición que se merece en la cadena logística’

Virginia Gil, directora de la PLAE, apela a la necesidad del transportista de adoptar una mentalidad europea

lunes 24 de mayo de 2010, 01:00h

"Puede resultar paradójico, pero cuando se habla de transporte sostenible se habla poco o nada del transporte por carretera y me gustaría que estas líneas sirviesen para realzar los puntos positivos de un sector que goza, en mi opinión, de una mala reputación injustificada".

"Es cierto que queda mucho por hacer y que la 'sensibilidad medioambiental' no está todavía en boca de todos, pero creo que es justo, mencionar los esfuerzos que se están llevando por una parte del sector y varios estudios avalan esta afirmación:
1. Las emisiones de los nuevos vehículos industriales que ya equipan motores Euro5 han bajado un 95% desde 1990 y casi un 50% desde 2000, año tomado como referencia. (Estudio seguridad carretera. Dekra).
2. La contaminación generada por camiones es la mitad que la provocada por turismos y furgonetas (Stern Report).
3. El transporte de mercancías aporta el 4,6% al PIB y sólo genera el 0,6% en costes externos. (La reducción de los costes externos en el transporte terrestre de mercancías. Fundación Francisco Corell).

Sólo hay que tomar como ejemplo a nuestro país vecino, y conocer un poco más de cerca la novedosa iniciativa que está llevando a cabo con el Sector y para el Sector. Una iniciativa que busca mejorar la imagen de un transporte imprescindible a la cadena logística y a las políticas intermodales pero que debe adaptarse a nuevos tiempos, a nuevos escenarios. Creo que es necesario que el sector del transporte por carretera deje de sentirse amenazado, y ocupe la posición que se merece en la cadena logística.

Pero también tiene que tener en cuenta, que se avecinan nuevos tiempos y que debe ser más flexible, sobre todo en cuanto a complementariedad con el resto de los modos. Se trata de profesionalizar y de educar al sector español. La mercancía rodada supone más kilómetros y por lo tanto mayor inseguridad. Al fin y al cabo la mentalidad del transportista debe ser europea. No hay que convencer, hay que demostrar y sobre todo quitar la desconfianza. El transportista nunca se tiene que sentir de relleno, desplazado. Siempre tendrá que existir un respeto mutuo, una necesidad de colaboración.

Y en estos aspectos son en los que se está trabajando desde la iniciativa francesa ‘Objetivo C02, los transportistas se comprometen’. Se trata de una iniciativa que parte del gobierno central en colaboración con la agencia de desarrollo medioambiental (Ademe) junto con las principales organizaciones de transportistas por carretera (FNTR y TLF) y que consiste en la firma voluntaria de un convenio que compromete a las empresas firmantes a disminuir sus emisiones de CO2, mediante la reducción del consumo de carburante.

Cuatro ejes de acción

Existen diferentes acciones, divididas en cuatro ejes principales: el vehículo, el carburante, el conductor y la organización de los transportes. La empresa, tras haber realizado un diagnóstico previo de CO2, debe al menos poner en marcha una acción en cada uno de los ejes anteriormente mencionados, acciones que serán objeto de une evaluación a lo largo de los tres años que dura el compromiso adquirido. Entre las acciones puestas en marcha destacan, formar en eco-conducción (10% de ahorro de carburante), embridar motores a 80km/h (5% de ahorro), utilizar neumáticos verdes (3% de ahorro). Pero también acelerar la modernización de la flota, utilización de combustibles alternativos, utilización del transporte combinado, optimización de flujos, implicación de los clientes, primas para los conductores, etcétera.

Los beneficios logrados son varios: beneficio económico en primer lugar porque las reducciones de CO2 implican reducciones del consumo de carburante y por extensión, reducción de la vulnerabilidad frente al precio del crudo. Beneficio comercial en segundo lugar, porque cada día más, el cliente valorará a aquellos transportistas concienciados por limitar su huella de carbono en sus actividades. Y por supuesto, beneficio medioambiental, porque con dichas reducciones, la imagen del sector gana, y la sociedad lo valora.

A día de hoy, 69 empresas han manifestado de forma voluntaria su compromiso y están trabajando en los ejes anteriormente mencionados. La iniciativa se consolida y el sector mejora su imagen al tiempo que contribuye al transporte sostenible. Y yo me pregunto, ¿sería utópico plantear una iniciativa similar de este lado de la frontera?".