Larrodé insiste en que la diferencia entre el coste de energía en gasolina frente a la electricidad es de 10 a uno y defiende la enorme eficiencia energética de los vehículos eléctricos. "Esta eficiencia empieza en el propio motor que tiene un rendimiento superior al 80%, mientras que un motor térmico —de gasolina o gasoil— presenta un rendimiento del 30 ó 40%".
El catedrático explica que en momentos de abundancia energética no se tiene en cuenta el consumo y el uso del vehículo: "es ilógico utilizar un gran todoterreno para ir de compras por la ciudad, sin embargo, se hace". El problema, explica, comienza en épocas de escasez, "donde hay que ajustar mejor el rendimiento al consumo".
Por ello, prevé que el vehículo eléctrico adaptará "su diseño al uso que se le va a dar" y señala que "a corto plazo se utilizará preferentemente en desplazamientos urbanos y para la distribución de mercancías de pequeño volumen".