De este nuevo impuesto ecológico sólo han quedado excluidas las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, si bien Canarias tendrá bonificaciones.
Hasta el 31 de diciembre dicho impuesto presentaba dos tramos: del 7% para motores gasolina de hasta 1.600 centímetros cúbicos y diésel de hasta 2.000, y del 12% para aquellos con cilindradas superiores.
A partir de ahora, tal y como determina la Ley de Calidad del Aire, los vehículos que no superen los 120 gramos por kilómetro (g/km) no abonarán impuesto de matriculación.
Ahora, los que rebasen los 120 g/km, pero estén por debajo de 160 g/km -excepto los quad-, pagarán el 4,75% en la Península y Baleares (3,75% en Canarias).
Los que superen los 160 g/km, pero se mantengan por debajo de 200 g/km -excepto los quad- pagarán un 9,75% en la Península y Baleares (8,75% en Canarias).
En cuanto a los que emitan 200 g/km o más -los quad y motos náuticas- tendrán un tipo del 14,75% en la Península y Baleares (13,75% en Canarias).
El efecto automatriculaciones
Uno de los efectos de la ‘tasa verde’ -además del rechazo de parte de la ciudadanía ante algo que se considera una nueva carga impositiva de dudosos beneficios medioambientales, tal como recogen diversos foros de opinión- fue el aumento en la compra de coches con mayores emisiones por parte de los concesionarios, con el fin de ahorrarse los impuestos que hasta el pasado lunes aún no habían entrado en vigor. Tanto distribuidores como fabricantes habían declarado esperar este aumento de actividad de los concesionarios en la matriculación de vehículos por su propia cuenta (automatriculación).
Por otra parte, la supresión de la tasa para los modelos que emiten menos de 120 gramos por kilómetro recorrido también ha tenido su efecto en el mercado, ya que muchas personas que esperaban ver disminuir los precios a partir del 1 de enero aplazaron sus planes de compra.