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DENTRO DEL VII PROGRAMA MARCO DE LA UE

Itene trabaja en nuevos embalajes de protección para el transporte, realizados en maíz y almidón

La idea es obtener una espuma biodegradable que se utilizará como material de amortiguamiento

lunes 13 de diciembre de 2010, 01:00h

El Instituto Tecnológico del embalaje, transporte y logística (Itene) se encuentra trabajando, junto a 10 partners procedentes de ocho países europeos, en un proyecto que tiene como objetivo principal conseguir un nuevo embalaje elaborado con materias primas renovables ecosostenibles y con bajo impacto energético.

La idea es obtener un embalaje de protección que podrá ser utilizado en diferentes sectores, sobre todo como material de amortiguamiento en el transporte de electrodomésticos, para protección de ordenadores, equipos electrónicos o maquinaria pesada.

En la Unión Europea se producen cada año en torno a 12 millones de toneladas de material de protección para embalaje. Actualmente muchos de estos materiales consisten en resinas expandidas. El desarrollo de un proceso de fabricación de este tipo de embalaje biodegradable y energéticamente eficiente permitirá reducir el impacto de los residuos de los envases en el medio ambiente.

Tecnología de microondas

Para la consecución de estos nuevos embalajes se está trabajando con una nueva tecnología de microondas, es decir,  se aprovecha el contenido de agua interna del material para generar vapor. Estos procesos son una alternativa al procesado de polímeros provenientes del petróleo.

El proyecto se inició el pasado año y en estos momentos ya se ha conseguido un material de base inicial que se está probando en laboratorio. Alguno de los resultados de ese nuevo material son muy esperanzadores ya que tiene una densidad 25% menor al que se utilizaba antes y alargan la vida útil del mismo en un 200% más con respecto a los materiales de embalaje que se utilizan en estos momentos. 

Además,  se está comprobando la biodegradabilidad de estos nuevos materiales  a través de pruebas de compostablidad que analizan la capacidad de este material para ser degradado por la acción de microorganismos y convertirlo en CO2 con muy buenos resultados.

Este proyecto esta financiado por el VII Programa Marco de la Unión Europea y cofinanciado por el Instituto de la Pequeña y Mediana Industria de la Generalitat Valenciana (Impiva) y los Fondos Feder.