La idea es obtener un embalaje de protección que podrá ser utilizado en diferentes sectores, sobre todo como material de amortiguamiento en el transporte de electrodomésticos, para protección de ordenadores, equipos electrónicos o maquinaria pesada.
En la Unión Europea se producen cada año en torno a 12 millones de toneladas de material de protección para embalaje. Actualmente muchos de estos materiales consisten en resinas expandidas. El desarrollo de un proceso de fabricación de este tipo de embalaje biodegradable y energéticamente eficiente permitirá reducir el impacto de los residuos de los envases en el medio ambiente.